domingo, 8 de marzo de 2009

sábado, 14 de febrero de 2009

Biografía y obra de Gustavo Valcárcel.

El literato y político peruano Ángel Gustavo Valcárcel Velasco, dejó un importante legado de pasiones y escritos, que trataremos de ordenar en este blog. Su vida está íntimamente ligada a la de Violeta Graciela Carnero Hoke, a quien convirtió en su compañera de aventuras en las luchas sociales, en esposa y madre de cuatro hijos. Ella se transformó en la musa inspiradora de su poesía romántica, que lo llevó a la consagración.
Gustavo Valcárcel Carnero



I N D I C E


- La fraterna discrepancia
Armando Villanueva del Campo.

- Presentación
Violeta Carnero Hoke de Valcárcel.

- Introducción
Gustavo Valcárcel Carnero.

CRONOLOGÍA BIOGRÁFICA
Gustavo Valcárcel Carnero.
Dany Elías Cisneros.

- Las raíces valcarcianas.

- 1921
o Arriba al mundo

- 1926
o La orfandad paterna

- 1927
o Su terrible internado en el Colegio Salesiano

- 1929
o El recuerdo de su pelota

- 1931
o Testigo de un ultraje en el colegio

- 1932
o Gusanos en la comida escolar
o Pleuresía: pasaporte a la casa

- 1935
o La vocación por Baco
o El fascismo cucufato

- 1938
o Se gradúa de gnóstico

- 1939
o Rebeldía en “San Marcos”
o Su encuentro con Haya
o Primer baño con pólvora
o Primera prisión

- 1940
o Entre Letras y la política
o Segunda prisión

- 1941
o Conoce a Violeta
o El poema al guerrillero Alexei
o Tercera prisión

- 1942
o Los poetas del pueblo
o Declaración de amor
o Cuarta prisión

- 1943
o Quinta prisión

- 1944
o Matrimonio con Violeta

- 1945
o Pluma de Haya
o Literato petardista
o En el nacimiento de Belaúnde
o Funcionario de la Cámara de Diputados
o El primogénito
o Apología a Haya

- 1947
o Doble galardón a sus letras
o ¡Bienvenida Rosina!

- 1948
o Primer poemario publicado

- 1949
o Nuevamente la clandestinidad
o Nace “Piocho”
o La revista IDEA

- 1950
o Las últimas prisiones
o IDEA es clausurada
o Fui a la cárcel mientras Marcel nacía

- 1951
o Una fuga audaz
o El destierro a México
o El imán del “Urubamba”
o De Nicaragua a México
o Días de hambre verdadero
o El contacto mexicano
o La novela La prisión
o Se abrieron las puertas

- 1952
o Adiós al APRA

- 1953
o Las arremetidas por su renuncia al APRA
o Viaje a Guatemala
o Trabaja en las esferas gubernamentales
o Desfile del 1º de mayo con J. Arbenz
o Retorno a México
o Encuentro con Luis de la Puente
o El Comité Peruano de Defensa Democrática
o Rescatado de la mismísima muerte
o Visita frustrada de Haya

- 1954
o En el SCOP y se enraíza en el mundo periodístico
o Una redada a la mexicana
o Marcha de protesta por bombardeo de Guatemala
o Se incorpora al Partido Comunista Peruano

- 1955
o De los embargos nace Carta a Violeta
o ¡Llegó mamá... se fue mamá!

- 1956
o Conoce a Fidel
o El olor a patria
o Despedida de Diego Rivera
o Nuevamente en Managua

- 1957
o Su carcelero lo invita a Palacio de Gobierno
o La infausta visita de Nixon
o El PCP
o Sus recitales por el Perú

- 1958
o Titánica labor editorial
o El círculo de amistades cercanas

- 1959
o Libros y más libros

- 1960
o Su pluma es fecunda
o El centro literario y político de “Los Tacones”

- 1962
o Director de medios izquierdistas
o Viaja a los países socialistas

- 1963
o 5 horas con Fidel en Cuba
o Dos libros sobre la URSS
o Premonición poética
o Reencuentro con Belaúnde

- 1965
o Un encargo del “Che” Guevara
o Medallas a los Valcárcel en el Kremlin
o En los campos de concentración nazi

- 1966
o J. Palevsky moviliza a la policía

- 1967
o Vuelve la pluma revolucionaria

- 1968
o El golpe de Velasco

- 1969
o La Agencia de Prensa Nóvosti

- 1970
o Condecoraciones especiales

- 1975
o Canto a Chile antifascista

- 1978
o Donación a la guerrilla salvadoreña

- 1979
o Accidente automovilístico y hospitales
o Renuncia a la APN

- 1981
o Juicio para desalojarlo de la casa

- 1982
o Crónicas de la revolución de Trujillo

- 1983
o Partitura para poemario

- 1986
o Asiste a “Toda la poesía casi toda”

- 1987
o Recibe pensión vitalicia mínima
o Solidaridad ante su inminente desalojo

- 1988
o Salud resquebrajada
o Reconocimiento al periodista Valcárcel

- 1989
o Homenaje en el Teatro Municipal
o Lo desalojan de la casa

- 1990
o Cae el socialismo... ¡viva el socialismo!
o Su autobiografía

- 1991
o La satisfacción de la vida
o Se codeó con la muerte todo el tiempo

- 1992
o Se adelanta a nosotros.

- 2002
o Tardío homenaje del Congreso de la República

- 2007
o Violeta es añoranza pura

- 2008
o Canción de amor para la papa.
o Crónicas de la revolución de Trujillo.

- A manera de epílogo

- Cronología de su obra impresa
Elizabeth Toguchi Kayo.
-
- Bibliografía

- Sus últimas palabras
LA FRATERNA DISCREPANCIA


A Gustavo Valcárcel lo conocí allá por el año de 1943 ó 44. Era un joven aprista, perteneciente al grupo de noveles escritores conocido como Poetas del pueblo, en el cual estaban también: Luis Carnero Checa, Guillermo Carnero Hoke, Julio Garrido Malaver, Eduardo Jibaja, Alberto Hidalgo, Mario Puga Imaña, Ricardo Tello Neira, Antenor Samaniego, Manuel Scorza y Alberto Valencia. Fue una de las más notables riquezas intelectuales que cuajó el partido, junto a otras figuras.

G. Valcárcel estuvo al lado de Víctor Raúl en las duras épocas del ´40, cuando Manuel Prado Ugarteche perseguía y encarcelaba a todos los luchadores sociales de las tiendas políticas más aguerridas, como el APRA. Fueron días pertenecientes a la Gran persecución, y Gustavo fue encerrado varias veces junto con otros compañeros y camaradas en razón de sus ideas. Según he leído en su biografía, celebró sus 18 años en “El Sexto”. Años más tarde las mazmorras se abrieron simultáneamente en la Prefectura para él, para Alcides Spelicín (brillante poeta autor de El libro de la nave dorada, fundador del APRA) y para Agustín Cucho Haya de La Torre, hermano menor del líder del partido.

Por eso cuando leemos en su célebre poema Celda:

(...)
Yo te recuerdo prisión mientras combato
porque los hombres sean libres
porque crezca la paz sobre la tierra
porque ya nadie deje trozos de alma
agonizando entre tus piedras.
(...)

... no podemos dejar de apretarnos el corazón para evitar que se nos detenga, al rememorar los cruentos días de presidiarios que nos tocó vivir a unos –como en mi caso- en “El Frontón”; a otros en “La Prefectura”, “La Intendencia” o “El Panóptico”; a aquellos entre rejas olvidadas por el tiempo; pues, la historia no recoge el sufrimiento de los miles de silenciosos combatientes que dejaron trozos de alma entre las piedras y el cemento de fríos calabozos.

Gustavo decidió –con pesar para nosotros- renunciar al APRA por razones de discrepancias ideológicas y no por conveniencias de ningún tipo; porque siguió y murió pobre de riquezas materiales, pero vivió y vive del tesoro espiritual de sus obras.

Sin importar que luego estuviéramos en tiendas políticas distintas, el espíritu combatiente por los derechos de los más pobres, nos ha mantenido siempre juntos, hermanados, como verdaderos compañeros y camaradas, pues así debemos construir el Perú del nuevo milenio: olvidando los rencores, los odios y las diferencias de antaño. ¡Démonos la mano!, por favor, y nuestra patria brillará con su propio sol. Entonces, la paz coronará el cielo, como lo dijera nuestro poeta, en sus versos titulados Leyenda del héroe de la paz.

(...)
Exhalado el último suspiro
caído de bruces el cadáver
a la paz volvió a besar.

Cuando echaron sus restos a la tierra
vino la paz entre palomas
y coronó a su tumba de universo.






Armando Villanueva del Campo


Lima, ... de abril del 2008.
PRESENTACIÓN


Nunca pensé que algún día me tocaría escribir una presentación a la biografía de Gustavo Valcárcel, mi esposo, mi amor y compañero de siempre. Aún me resulta inverosímil saberlo al otro lado de la vida, cuando al despertar veo su rostro en las fotos que tengo colgadas en mi cuarto, frente al lecho que tanto tiempo juntos compartimos. Muchas veces lo he abrazado durmiendo, lo he besado y palpado como a mi ser humano sobre la cama y... ¡ay! qué desdicha verlo esfumarse frente a mí, en un instante, al abrir los párpados de emoción por tenerlo a mi lado. Qué tal contradicción de sentimientos en ese preciso momento, entre la fantasía hipnótica en el quinto nivel de sueño y la cruda verdad de mi vida ahora, pues ésta no es otra cosa sino la soledad octogenaria entre cuatro paredes y tres ventanas, inquietamente revolcándose de rincón en rincón, al rescate de papeles aprehendidos a las huellas de un pasado, que me persigue todos los días, en cada tramo, en la inexorable marcha hacia el infinito incomprensible.

Cuando el mayor de nuestros hijos –Gustavo- se dedicó a revisar las obras inéditas de su padre, entre las cuales estaba La vida en suma, una autobiografía inconclusa, veinticinco veces iniciada y otras tantas re-escritas y muchas más corregida. (Hablamos de hace cinco años atrás aproximadamente). Él empezó por leerlas, ordenarlas cronológicamente, juntarlas y a pulir escenarios descritos por su padre en varias oportunidades.

Dany Elías Cisneros, el hijo de mi sobrino Ernesto Elías Carnero (desaparecido dirigente bancario, escritor y ecologista) se aventuró a escribir una corta biografía de Gustavo, la cual ha servido de base para el trabajo de mi primogénito. El resultado de esta mixtura es una buena descripción cronológica de la vida y de la obra de mi esposo, nunca antes realizada y es una aproximación bastante fidedigna de los hechos acaecidos y una interpretación de momentos, que se junta con la realidad. Por ello, este meticuloso trabajo cuenta con mi total respaldo.

A un mes de cumplir 85 años, sigo bregando por la justicia social en mi patria y en el mundo, por la escurridiza revolución que lleve al Perú y a su pueblo a tener mejores condiciones de vida, sin explotación del hombre por el hombre y con un sistema democrático plural que no sólo arrope a los de arriba, sino –fundamentalmente- a los de abajo y también a los que vivimos en la capa intermedia.

Ahora ya cansada, por los años vividos con denodada vehemencia, postrada –casi inmóvil- sigo con mi mente totalmente lúcida, soñando con esa revolución que se le escapó varias veces a nuestra aguerrida generación.

Expreso mi agradecimiento personal al Congreso de la República del Perú, a través de su Presidente el Dr. Luis Gonzales Posada, por la publicación de este libro, que irradia la vida y la obra de un luchador social de primera línea, que jamás claudicó a sus principios. También va un abrazo a mi personal amigo de los años mozos, Armando Villanueva del Campo, por rescatar los originales de la tediosa espera de su publicación.

Ahora, permítanme recostar mi dolido cuerpo sobre el legado de Gustavo, para encontrarme nuevamente con sus sueños, que son los míos y es la fantasía de aquellos a los cuales el pan sólo se les dibuja sobre la mesa sin mantel, a tabla pelada.


Lima, 1º de abril del 2008.






Violeta Carnero Hoke de Valcárcel


INTRODUCCIÓN


La presente edición descubre la luz de la vida gracias al cumplimiento de un acuerdo del Congreso de la República de hace unos 6 años aproximadamente, cuando se le rindió un póstumo homenaje a Gustavo Valcárcel con motivo de su 10º aniversario de fallecimiento; pero, también por la amical intervención de su antiguo compañero aprista Armando Villanueva del Campo, ante quien tuvimos que recurrir, cansados de la larga espera en la cola de ediciones y continuas promesas no cumplidas de burócratas del régimen pasado..

Gustavo Valcárcel es un literato peruano prolijo, muy creativo y analítico, quien continúa padeciendo una severa discriminación en razón de sus ideas libertarias, sociales y progresistas. Ha sufrido persecuciones, encarcelamientos y torturas, por su firme militancia comprometida con el pueblo, cuyo ejemplo resulta ser un mal “ejemplo” para los trabajadores manuales e intelectuales, para los jóvenes y estudiantes del Perú. Su obra, si alguna vez se menciona, es referida sólo a la parte lírica, mas no a la revolucionaria.

Esperamos que este trabajo realizado sirva de consulta permanente para los estudiosos de su obra, a fin de que interpreten los orígenes de sus metáforas dolidas y líricas, de sus estrofas defensoras del pueblo, de los himnos a ilustres personajes de la vida nacional y a revolucionarios de acá y acullá. Sus convicciones políticas izquierdistas han sido el sustento de casi la totalidad de su producción escrita, convertida no sólo en poesía, novela, teatro, sino también en ensayos marxistas y artículos periodísticos cortos. Las letras de este escritor han sido traducidas al alemán, búlgaro, francés, inglés, italiano, ruso, ucraniano, vietnamita y a algún otro que se nos escapa.


Lima, 15 de abril del 2008.




Gustavo Valcárcel Carnero
Editor


gusvalca@hotmail.com
CRONOLOGÍA BIOGRÁFICA DEL
ESCRITOR GUSTAVO VALCÁRCEL


Por:
Gustavo Valcárcel Carnero
Dany Elías Cisneros


Las raíces valcarcianas
Si el destino de los hombres lleva consigo alguna marca, en legado ancestral, debemos remontarnos hasta España misma para rastrear las ignotas huellas del protagonista de nuestra cronología biográfica. Un registro memorioso asegura que el primitivo solar de los Valcárcel estuvo en la región de Galicia (1). Desde allí una rama de sus descendientes emigra a Sevilla donde se funda una nueva casa. Hubo entre ellos alguien cuyo espíritu aventurero lo llevó a salir de España y, traspasando la inmensidad del Océano Pacífico (entonces llamado “Mar del Sur”), viajó al Perú a mediados del siglo XVII, casi centuria y media después de la invasión a la sociedad inca. Se trataba nada menos que el Maestre de Campo Don Alonso Ventura Valcárcel, gentilhombre del Virrey Conde de Lemos y próximo Corregidor de la Villa de Camaná. Con su llegada estas raíces hispánicas van a mezclarse en el polícromo crisol de todas las sangres que ha forjado nuestro país, fraguándose así un indisoluble mestizaje, una identidad tan propia como ajena.

Así, consagrado como el "patriarca" de la familia Valcárcel en el Perú, don Alonso se afinca definitivamente en nuestras tierras del sur, en la ciudad de Arequipa, donde fallece el 22 de setiembre de 1684. Él es, de algún modo, el punto de partida de un periplo de la vida que nos ha de llevar por los cuatro puntos cardinales de la condición humana, hacia una vasta geografía agreste, surcada de cavernas y de cielos. Precisamente, ésta es la crónica de una odisea nunca antes cantada, vivida tras el instante de vida del vate, del periodista, del historiador, del cronista, del político, del hombre amador de Perú, conocido sencillamente bajo el nombre de Gustavo Valcárcel.

1921
Arriba al mundo
De las sucesivas generaciones (ver en la iconografía el frondoso árbol genealógico) del ancestro primordial nace en la ciudad de Arequipa Ángel Gustavo Valcárcel Velasco, el 17 de diciembre de 1921. Su madre, Mercedes Velasco Seminario se dedicaba al cuidado de 2 hermanos mayores (César y Jorge) y, luego, de 2 menores (Oscar y Doris).

En los calendarios, la Revolución Bolchevique era una feliz criatura de cuatro primaveras, tan precoz y rozagante como el recién nacido. Así pues, en la impronta de su carta astral, la estrella de Belén se eclipsaría por el resplandor del fuego escarlata de una estrella roja, que hasta sus cenizas abrazarían cuando partieron rumbo a los cuatro vientos. Empero acaso la tiranía de los horóscopos le tendrían reservado un apabullante sentido a su vida que lo hará meditar poéticamente después de sus sufrimientos:

Y me duele no haber nacido piedra
y me pesa no haber nacido árbol, caracol o nube
para ignorar la lava del dolor más profundo (2).

1926
La orfandad paterna
Con apenas cuatro años de edad, queda huérfano de padre. El soldado de la salud, Dr. César Alberto Valcárcel Medina, había acudido a Paruro para combatir el tifus exantemático que asolaba esa localidad cusqueña, del cual se contagió mortalmente a la corta edad de 40 años. Evocando esta pérdida más tarde apuntó:

Escribo a las madres que no han muerto
para contarles que cuando yo era pequeñín
enmudeció mi padre de repente
dejando nuestros ojos a secas con sus lágrimas.

MI madre debió decir entonces:
“cubramos la herida del amado ausente
con el padre presente que yo misma he de ser” (3).
(...).

El magro cadáver del padre serviría involuntariamente para cobijar el único legado testamentario: de sus bolsillos se le extrajo sólo cuatro libras esterlinas, un déficit aritmético de proporciones geométricas. La madre no pudo afrontar sola los gastos de él ni de sus 4 hermanos, todos niños de corta edad, pues no habían heredado mundanos bienes terrenales, sólo la invalorable dicha del sacrificio por otros seres humanos que ni conocía. Entonces viaja con ellos hasta Lima a demandar al gobierno de Leguía un reconocimiento por el sacrificio del abnegado médico mártir. Las gestiones felizmente prosperan y es así como se otorga un montepío para la viuda y una beca de estudios a los huérfanos. Tempranamente en el cajón de sus juguetes, el niño Gustavo hubo de hacerle un tremendo espacio a la orfandad y a la pobreza, palitroques frígidos retenidos por siempre en el alma del poeta.

Luego de años gruesos transcurridos le dice a Violeta:

Mi padre primero, después tu madre
se murieron de golpe sin pedirnos permiso
y nuestra infancia siguió de largo a largo
entre una doble fila de pobreza y llantos (4) .

1927
Su terrible internado en el Colegio Salesiano
A los seis años Gustavo ingresa becado al Colegio Salesiano de Lima, un tradicional colegio religioso. Lo hace como alumno interno durante sus cinco años de primaria. Con el inicio de las clases empieza una singular pedagogía. Los sacerdotes salesianos se esmeran para que sus alumnos califiquen... en el reino de los cielos. Someten a los niños a los crueles "ejercicios espirituales" del piadoso San Ignacio de Loyola. Durante ellos, a Gustavo y sus compañeros de niñez, les está prohibido reír y jugar.

Además han de pasar su candor infantil a la vera de alegorías de cómo son atormentadas las almas en castigo a su vida pecaminosa, esforzándose mucho para no tropezar y terminar quemándose en un caldero o cuidando no despertar la ira de los lobos prestos a dar un zarpazo desde algún cuadro. Esta experiencia traspasó su ser de pies a cabeza y refiriéndose a ella más tarde escribiría: Mi internado fue una fortaleza negada a la vida y a la dulzura, catacumbas nacidas de espalda a la dicha cárcel de mi infancia, soterrado planeta donde mi alegría se extravió (5).

1929
El recuerdo de su pelota
La niñez de Gustavo tiene sus cinco minutos de tregua. Una pelota de caucho que le había obsequiado su madre fue atesorada por tan pequeñitas manos, llevándola consigo a todas partes. Rodar la querida pelotita le recordaría que alguna vez pudo correr tras ella, pateándola hacia el arco del horizonte donde los rayos del Sol remedaban dos palos. Feliz era al rebotarla delante de él, de brinco en brinco, entre el pórtico de sus sonrisas. "Mía ... mía... " se repetía sin cesar y para asegurarse que continúe siéndolo, iba a enfundarla bajo la almohada donde redondearía cada sueño inocente. Más que un simple juguete, la pelota queda consagrada como el recuerdo de su permanencia en el planeta maternal, antes que tan precoz humanidad fuera despedida para orbitar por la ingravidez salesiana. Pero un mal día, cierto compañero mayor que Gustavo le arrebata la pelota y de un fornido puntapié terminó proyectándola hasta una inaccesible azotea. El único recuerdo de su mamá quedó por siempre perdido en los techos. Por más que se empinó sobre un copioso canto, las leyes duras de la vida le dan otra lección. A pesar del esfuerzo que hizo en pos de alcanzarla, fue inútil: el desgarrador dolor lo privó de un juguete y un compañero. Muchos años después, desde el destierro mexicano, Gustavo estiraría de nuevo cada ligamento de los brazos para poder llegar hasta su progenitora, entonces moribunda. Pero aquella despiadada vez, como en la empinada azotea del internado, ella estaría inasible... lejana... infinita... Desde la garganta de su perforada alma ha de llamarla, siendo pequeñín, en un eco que rebotaría por las costas del exilio, una desgarrada sílaba rodando sobre el tiempo: ¡Mamáaaa...!

1931
Testigo de un ultraje en el colegio
Empuja la puerta de una oficina y con ella otra se abre de cuajo, una más grande que lo conduce al espanto endemoniado. Impávido en el umbral de ambas, contempla un acto de monstruosa obscenidad. Un cura se estremece en éxtasis no precisamente celestial, ante la sumisa figura de un niño rubio quien de rodillas, es forzado a despertar así la dormida masculinidad del energúmeno siervo de Dios. Aterrado, Gustavo y su inocencia corrieron hasta refugiarse dentro una capilla, destemplándose con las manos muy juntas y la carita al cielo en un gran signo de interrogación.

Aquella no fue la única noche que pasó en sobresaltos. En la semi oscuridad de los pabellones donde dormían tan precoces internos, vio varías veces unas voluminosas sombras deambulando silenciosamente entre ellos. El vaho de cierta luz mortecina le permitió ver -entonces- que alguna sombra detenía su marcha al pie de una de las tantas literas y ocurría juego un estremecimiento debajo de las sábanas, un breve forcejeo de pudores sometidos. Recostado en el rectángulo de su miedo, Gustavo se preguntaría cuándo la sombra vendría a desparramar toda aquella grotesca geometría sobre él. Al filo de esas noches de llantos embozados y humedades místicas, las sombras huían a bañarse con "Padres nuestros" para aliviar sus conciencias. Pero en los pliegues de las almohadas, junto con escombros de infancias rotas, quedó siempre impregnado algo más que un humor rancio. Olería a sotana sudorosa por el resto de las vidas de esos niños truncados de pudor. Por ello, el rabioso ateísmo ostentado posteriormente por Valcárcel, indudablemente debió engendrarse un día de su infancia y, seguramente, fue ese abominable día, cuando los curas salesianos obsesionados por hallar pajas dentro de los ojos ajenos, terminaron atravesados con la viga enclavada delante de ellos. Nunca más creyó en los curas, nunca más creyó en Dios... nunca más pudo persignarse sin recordar su terrible niñez salesiana. He ahí el origen de su agnosticismo hasta su conversión en cenizas puras.

En medio de la música helada del silencio
¿Dónde dejaste a Dios?
¿En qué celdas sus oscuros sacerdotes
rumian las cáscaras de la amarga teología? (...)

Padre nuestro que estás en el cielo
Yuri Alexeivich Gasgarin (…) (6).

1932
Gusanos en la comida escolar
La ingenuidad de los diez años de Gustavo no le impide idear un plan para poner fin al suplicio de seguir viviendo como alumno interno. Su madre va a visitarlo y él le enseña una elocuente cajita de cartón, en donde guardaba un trozo de carne que le acababan de servir en el almuerzo del día. Al abrirla, mamá gritó al ver unos gusanos retorciéndose en uno de los recovecos en que a veces se descuelga la cadena alimenticia. Doña Mercedes, con un abismo en el estómago, nauseosa hurgaría el baúl de sus bolsillos y hallando pobrezas a cuatro esquinas, no tuvo más que consolarle a tan querido y sufrido hijo: Ya se acercan las vacaciones y vendrás a casa. (5). Su amor materno no era suficiente para alimentarlo en un hogar donde el pan se corría de la mesa y los cobradores se disfrazan de visitas.

Pleuresía: pasaporte a la casa
Al año siguiente, una pleuresía de Gustavo le presentó de lejos a la muerte. Esta enfermedad sería paradójicamente una bendición, pues su madre lo cobija con los cuidados que amerita y lo mantiene estudiando por todo el período secundario en el Salesiano, pero ahora como alumno externo. Y es así como Gustavo sale libre de su primer encierro. Aún no tenía barba, ni siquiera había mudado de voz; pero ya a los once años de edad, la mitad de su vida septuagenaria había transcurrido tras las rejas de una prisión camuflada de colegio.

1935
La vocación por Baco
Por esta época, aunque nos sea muy difícil imaginarlo, oficia de monaguillo en las eternas misas del Colegio Salesiano. Incluso llega a memorizar hasta la última coma de las páginas del Catecismo. Este portentoso talento lo lleva a imponerse frente al resto del alumnado, en un concurso general fomentado para aprender tan cristiana lectura.

El Maligno se opondría entonces a la consagración de aquella alma bienaventurada y, amo de las transmutaciones, elige un insólito lugar con el fin de conseguir sus pervertidos propósitos: la sacristía. El adolescente monaguillo Gustavo tiene libre acceso a ella, de modo que si al comienzo echaba mano al vino para cumplir los ritos de la Santa Misa, terminará hurtándolo para libarse con frenesí. Sea éste o cualquier otro mundano origen de la beoda aproximación, lo cierto es que desde entonces y durante toda su vida, Valcárcel cambió la devoción al Dios de los cristianos por la subyugante lealtad al buen Dios Baco. En él se refugiaría para musitarle sus penas y en sus bamboleantes brazos viviría la vida que no le tocó vivir. Conozcamos el eco del repique de las campanadas infantiles.

Ahora aúllo ante cien puertas clausuradas
desplumado me encojo en un rincón de sombras
y luego duérmome enfrente del alcohol
entre el hombro ausente de mi madre y los recuerdos
reconstruyendo aquellos días
en que no pude ser malo de verdad (7).

El fascismo cucufato
Al cuarto año de secundaria, unas garras venidas en lontananza aterrizan clavándosele por la espalda y es elevando a una altura de vértigo. Era el fascismo que anidaba en los colegios, ávido como estaba de empollar nuevas aves de rapiña. Corrían los tiempos del gobierno de Benavides, oscura época de la Iglesia Católica durante la cual parecía haber suficiente agua bendita empozada para los pecados de los fusiles nazis y hasta "la paz" sentenciada por éstos. Previa bendición de las sotanas, los alumnos salesianos debían cantar a todo pulmón el himno fascista "La Giovineza" y saludaban con el brazo rígido en alto a la usanza mussoliniana. Pero los curas cometieron el craso error de subestimar la mansedumbre de sus pupilos. Durante una proyección fílmica un grupo de ellos, con Gustavo también como protagonista, pifian la imagen de "El Duce" y todos son castigados. El poeta en su trajinada Edad de Piedra emigraba así desde las arenas del paleolítico, hasta arribar a las fecundas arcillas de su neolítico vital. Entabla profunda amistad con Moisés Ortega García, hermano de Lucy, amiga del futuro poeta y quien –posteriormente- fuera la esposa de Armando Villanueva del Campo. Coincidentemente, a partir de este año de alguna forma empieza a simpatizar con el APRA.

1938
Se gradúa de gnóstico
Concluye el período escolar. Y aunque durante once años sus tutores se propusieron obcecadamente lo contrario, Gustavo Valcárcel sale convertido en un joven rebelde, iconoclasta e incrédulo, liberado de Dios y sus ministros terrícolas. A propósito, no encontraremos un mejor ejemplo de su ateísmo socarrón como cuando dirá con posterioridad:

El reino de los cielos está aquí
y siguen orondos los camellos
pasando a carcajadas
por el hueco de míseras agujas (8).

Sólo podemos hacernos una pálida idea de lo exultante que estaría ese radiante día de fin de año. Y si bien Martín Luther King no era todavía el reverendo que inmortalizó un discurso con la consabida frase, pudo adelantársele Gustavo rugiendo a voz en cuello: ¡Libre al fin! ¡Libre al fin! ¡Libre al fin! ¡Gracias que soy por siempre libre!. No tenía forma de saber, sin embargo, que el gólgota de su vida apenas si había comenzado.

1939
Rebeldía en “San Marcos”
Ingresa en los primeros lugares a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, pero sorprendentemente no a la Facultad de Letras, su ambiente natural, sino a la de Ciencias Médicas. Quizás influiría más en él emular la figura paterna desaparecida trágicamente cumpliendo un deber médico. De cualquier forma, si Valcárcel se hubiera dedicado a esa profesión seguramente habría terminado como cardiólogo. Así, la impronta artística acuñada en su ser lo conduciría a examinar tan prodigioso músculo, donde moran las palpitaciones poéticas revelándonos el inquietante secreto de su esencia. Para alborozo de la literatura peruana, sin embargo, los acontecimientos cambiarían el porvenir de Valcárcel. Un obtuso profesor de anatomía, provoca las airadas protestas del alumnado, extraviados como estaban respecto de sus encriptadas enseñanzas. Nuestro fogoso personaje boicotea, entonces los exámenes finales de la materia, dirigiendo el enfado de los revoltosos. Unos momentos más tarde sus cinco minutos de gloría darían con él fuera de la Casona, expulsado. Todavía ensordecido por su rutilante actuación, de pie frente a la amplitud del Parque Universitario, como un vanguardista director de orquesta incomprendido, acaso le llegaría desde allí el zoológico coro de unos minúsculos grillos y, completamente solo, lanzaría sus segundas quejas hiperbáricas a la vida.

Su encuentro con Haya
En una noche clandestina dos amigos dirigentes apristas lo conducen a un desolado lugar capitalino. Aguardan la llegada de cierto personaje envuelto desde ya por una capa de leyenda, al cual Valcárcel estaba a punto de ser presentado. Cuando de pronto ve descender desde un sigiloso vehículo a Víctor Raúl Haya de La Torre; entonces; supo que la futura historia del Perú se le estaba revelando a dos pies de sus pensamientos. durante quince minutos a hurtadillas para disimular el fondo político de la conversación a los soplones que seguían al líder aprista. Una vez consolidada la relación, Haya llamaría familiarmente a Gustavo como "Cuellito", por su pulcro vestir de camisa blanca almidonado, enlazada con una corbata a la moda. La personalidad carismática del "Jefe" cautivó su incipiente vocación política y entonces termina convertido de simpatizante en un joven militante aprista. Con el tiempo reconocería que esta afiliación fue un tanto sentimental, más apasionada por el cambio y la revolución, que por la consecuencia de sus principios e ideología. Y también recordaría años más adelante, no sin amargura, que lejos de incendiar las praderas por el verdadero cambio social, se le había ido parte de su vida detonando petardos como meros fuegos artificiales: luminosidad y adrenalina de unos instantes.

Primer baño con pólvora
Perpetra su primer lance importante en la arena épica juvenil. Lo hace como activista, algo indómito pero infortunado. Debía integrar un grupo justiciero que reduzca a cenizas el local donde funcionaba una edición fraudulenta, pirateril, del diario aprista "La Tribuna". Combustible en mano está firmemente decidido a graduarse de pirómano en el primer examen. Plenamente convencido de la nobleza de sus próximos pasos, irrumpe al lugar señalado por los líderes. Sin embargo, la falta de información, la insipiente preparación del asalto, la ingenuidad de sus años mozos, le impidieron prever la reacción de los apristas usurpadores. Apostados desde la azotea, un grupo de ellos repele con lluvia de balas la amenaza incendiaria de los verdaderos seguidores de Haya. Los disparos enemigos pasaban silbando por la cabeza del poeta, obligándolo a abandonar su depósito de combustible y a agazapar su enarbolado arrojo inicial. Inteligentemente optó por un estoico pero veloz escape, como escribió textualmente en su autobiografía inédita. ¡Honor al mérito!, algo después de esta abortada misión, es nombrado como jefe de la VACH, Vanguardia Aprista de Choque, una organización de clara morfología radical y violenta.

Primera prisión
A sus 18 años de edad, hallamos a nuestro personaje en la primera de sus prisiones políticas. Un miedo al dolor físico se le traduce en arcadas, aguardando el espeluznante interrogatorio fascistoide de la época. El verdugo detrás de la puerta es un monstruo de siete cabezas. Dispuesto a evadir la tortura, llega a tasajear sus brazos con una navaja oculta y se arrima silencioso a un rincón, esperando desangrarse hasta la inconciencia. Días después, acata la consigna entre los presos e inicia una huelga de hambre durante siete famélicos días, al cabo de los cuales es conducido a la deprimente sala "San Camilo" del Hospital "2 de Mayo", que era un auténtico enclave de tuberculosos, pobremente oculto por el mentado nombre del santoral.

Allí las enfermeras vestían blancas pecheras con cruces oscilantes. Sus andares se escuchan a media distancia como un suave serrucho de tortura, por el ruido que produce el roce hipócrita de sus polleras almidonadas. Se trata de monjas católicas a cargo de la atención de los presos. Una de ellas se entera de la resolución de Gustavo de no comulgar por ser ateo en sangre propia, e imaginamos el siguiente diálogo:

- ¡Qué se ha creído semejante pecador! ¿Haber dónde está él? –Al encontrarlo, ella exclama:

- Es una lástima que sea Ud. apristo-comunista. De buen trapío el chaval –le comenta a la otra hermana. Más bien debería estar dedicado a los estudios o a la furia de la raza. –Arrastra la letra ese con marcado dejo por la descendencia andaluza.

- Soy preso político. –Sin levantar la cara contestó el paciente.

- No confesarse es una blasfemia a Nuestro Señor Creador. - Dijo con rigor de superioridad la monja.

- Donde he estudiado no llegó la mano de Dios y no tengo fe en él. –Replicó con voz débil el flacucho detenido.

- Que regresen a este hereje lo más pronto a la cárcel. –Contestó colérica, dando media vuelta sonora y el serrucho empollerado continuó replicando por el largo pasadizo.

- Muchas gracias, Hermana de la Caridad. –El detenido Valcárcel retorno a las mazmorras antes de su restablecimiento pulmonar.

La maltrecha humanidad de Valcárcel habrá de reincorporarse gracias a un clamor que le llegará del exterior de las mazmorras. Julio Garrido Malaver es condecorado con el Premio Nacional de Poesía en el Teatro Municipal y utiliza tan magna y personal ocasión para exigir al presidente Manuel Prado Ugarteche, asistente a la ceremonia, su libertad inmediata. En menos de 24 horas respiraba de nuevo el aire sin barrotes.

1940
Entre Letras y la política
Regresa a "San Marcos", pero esta vez, reorientado vocacionalmente, a la Facultad de Letras. Aquí se gradúa como bohemio y revolucionario; romántico y poeta; hombre y artista; ateo... solidario... político... Curioso abanico polifacético que no incluye por cierto la actividad estudiantil universitaria y académica. El estar sumergido en las vísceras mismas del país, como equivale San Marcos, transpirando todo ese hervor político, le quita regularidad a sus estudios. Puesto en el dilema de elegir, escoge su corazón y entonces desertará al poco tiempo de tan breve carrera universitaria.

Hacia 1947 nuevamente regresa a dicho centro académico, aunque también durante escaso periodo. Valcárcel no obtendría, pues, ningún título profesional, aunque su meritorio paso por la vida sustituiría esa carencia, conquistando para sí el trinitario título de las "tres P": Poeta, Patriota y Pobre de riquezas mundanas.

Segunda prisión
Este año también le resultará memorable a Valcárcel porque sufre una cruenta prisión. En La vida en suma señala que el 29 de agosto de 1940 el APRA conmemoraba erróneamente un aniversario más del asesinato de Atahualpa (que fue el 26 de julio de 1533 según investigaciones históricas posteriores del propio G.V.). A las 8 pm calló la policía en el local donde se reunían y en el cual debía prestar juramento Víctor Raúl Haya de La Torre (V.R.H.T.) a los nuevos miembros de la VACH (Vanguardia Aprista de Choque) a las 9 pm. La policía y los detenidos (entre ellos G.V.) se retiraron a la Prefectura de Lima cerca de las 9 y 30 pm, y V.R.H.T. se salvó de ser apresado por su conocida impuntualidad. El poeta quedó fichado con el Nº 34173 y luego fue trasladado a “El Sexto”, en donde sufrió las más crueles tortura físicas y síquicas que lo alimentaron para escribir –años más tarde en su destierro en México- la novela La prisión. Ni en esta detención ni en las siguientes, se le abrió juicio, fue un preso político de las diversas expresiones malévolas de la reacción peruana, sin derechos humanos como los cientos de apristas y comunistas confinados en los años ´30, ´40 y ´50.

1941
Conoce a Violeta
En una reunión familiar conoce a Violeta Carnero Hoke, una grácil piuranita dos años menor que él. Con todos los sentidos desorbitados por tan fulgurante encuentro escribirá en su autobiografía ya citada:

El exótico rostro de Violeta tenía la atracción suicida de un océano inmóvil desde un altísimo acantilado, en cuyo borde estaba mi humanidad perpleja.

Y como un Ulises moderno sin mástil que lo detenga, se dejará llevar por el hechizo de tan revelada sirena, hasta encallar enredado en el coral de sus cabellos. Así, tras un breve noviazgo, Gustavo y Violeta contraerán nupcias tres años después. Ella sería la madre de sus cuatro hijos, esposa por cincuenta años y compañera de toda la vida.

Cualquier cosa añadida al lírico romance entre Gustavo y Violeta resultaría casi una herejía literaria frente a la vastedad con que Valcárcel ha versificado. Enmudezcamos, pues, para oírle en estas metáforas, muy propias de su consagrada inspiración:

Te declaro mi amor, ¿me lo recibes?
¡Qué gran felicidad! Ya lo sabía.
Ven hacia mí, voy hacia ti: besémonos
ha nacido el amor sobre la tierra. (9)

El poema al guerrillero Alexei
Él mismo admitió en su ya mencionada inconclusa autobiografía En mi ocaso de colegial inadaptado pude haber perpetrado algún delito de lesa literatura, tal vez refiriéndose a su escondido poema De madurez (del cual no tenemos rastro) o a otro posterior: Emoción en la ausencia del guerrillero Alexeí (Poema también inédito, rescatado de las fauces de las polillas que habitaban en la “Caja de Pandora” de Violeta), del cual citaremos algunas estrofas contra la voluntad del poeta en vida:

(...)
¡Oh, Alexei! Primogénito del tiempo. Padre antecesor de mi
tristeza: hoy escucho al himno soviético del mar, que sabe
de tu sangre convertida, que dice de la escarcha que se prendió
a tus ojos, de la liturgia aérea de las aves y del silencio...
¡Ay! el silencio, camarada Alexei. (...)

Yo llevaré tus ojos a la gruta donde nacen las estrellas; yo
dejaré tus manos al borde de la región del lirio; yo entregaré
tu cuerpo al rito del campo floreciente; yo guardaré
tu sangre en el tórax sinfónico del mar. ¡Quédate conmigo
-camarada Alexei– yo cantaré tu recuerdo para el hombre.

Saltará al interés del lector acucioso la anotación hecha al margen del original, que a la letra del propio Gustavo dice:

Antes que ciudadanos peruanos somos ciudadanos del mundo. Uds. saben que he cantado a José Olaya y a un Manuel -cercano a toda nuestra sangre-; pero hay un pueblo que ha hecho cruzar la orilla de la noche a nuestros hijos: es el pueblo ruso. Alexei es un hipotético representante de él: yo que lo he sentido vecino en todas mis angustias no puedo ser provinciano y callarme.
Yo le he dado mi belleza primigenia de este invierno y jamás me arrepentiré de ello.
Gustavo
17/8/43

En el margen inferior izquierdo está las calígrafas de Guillermo Carnero Hoke y Ricardo Tello Neira, dando fe al compromiso contraído y a la originalidad del documento. Violeta cuenta que los otros dos poetas le hicieron una apuesta a Gustavo de que él se arrepentiría en un año de este poema. Pasaron los meses, años y lustros, no sólo sin arrepentimiento sino llevándose hasta la muerte su militancia comunista desde 1954. A nuestro entender, fue el primer síntoma que en cualquier momento dejaría el aprismo.

El haberle cantado a un héroe viviente ruso le valió una reprimenda, no de tipo literaria sino más bien política: de Víctor Raúl Haya de La Torre. Fue descepcionante que el primer rechazo frontal a su poesía proviniera del líder del aprista, a quien se había consagrado. ¡Claro!... años más tarde, a lo largo de toda su producción, conoció de censuras, mezquindades y la indiferencia, tanto de críticos como de gobernantes. Todos fueron temerosos que sean sus versos los que fluyan en manantiales, a donde los ejércitos de la revolución acudan abrevar antes de partir. Y si toda gesta social tiene un cantor, el de la sublevación peruana será -sin duda- Gustavo Valcárcel. Sin embargo, los temores macartistas extendidos por todo el mundo y por ende en el Perú, han tratado de cultivar una cultura e identidad nacional libre de cualquier influencia “dañina” para la evolución del pueblo, por ello de G. Valcárcel sólo se ha querido rescatar la lírica. Por ello, abortada tantas veces la liberación popular, no es de extrañar que la derecha y la burguesía tradicional traten de embalsamar al poeta, cual fardo anónimo tupacamarista, del cual sólo se deben aflorar la poesía romántica y sus escritos sin tinta roja, vale decir la mutilación social del pensamiento y empuje socialista de G. Valcárcel.

Tercera prisión
Soporta su tercera prisión en ese cubil conocido como "El Sexto". Sus cancerberos que le daban de comer la nauseabunda chufla y lo echaban a dormir sobre periódicos, tuvieron el "noble gesto" de encerrar a Valcárcel junto con un presidiario de lujo: Alcides Spelucín. La estrecha celda se convirtió así en una surrealista platea donde el poeta de "El libro de la nave dorada" instruía a nuestro escritor en ciernes sobre literatura francesa. Tan afanosas tertulias trascendían los propósitos meramente intelectuales para quedar consagradas como ardid de sobrevivencia sicológica. No era para menos. Como una garganta que rugía, al tercer piso donde estaban confinados les llegaba el lamento de los presos. Unos llamando en llanto a sus mamas... otros suplicando que la picana eléctrica no continúe penetrándolos... algunos más estrellando las cabezas contra los barrotes para hallar, vanamente, un resquicio de alivio en la pérdida del sentido...

1942
Los poetas del pueblo
Publica sus primeros poemas en los Cuadernos Trimestrales de Poesía, bajo la compartida batuta con Guillermo Carnero Hoke, Ricardo Tello y Eduardo Jibaja. Casi tres años después, para 1944, suspendería esta colaboración pues el proyecto naufraga debido a la refriega política y la austeridad económica. Allí se aglutinó un grupo de jóvenes literatos conocidos como Los Poetas del Pueblo, integrado por Luis Carnero Checa, Guillermo Carnero Hoke, Mario Florián, Julio Garrido Malaver, Alberto Hidalgo, Eduardo Jibaja, Mario Puga, Ricardo Tello Neira, Antenor Samaniego, Manuel Scorza, Gustavo Valcárcel y Alberto Valencia el más joven de todos. El grupo carecían de una definida corriente literaria, pero con todo eran reconocidos como los abanderados de la llamada “poesía social” en oposición a la "poesía pura". Valcárcel siempre reivindicará el ejercicio de la poesía social pues concebía ésta alejada del corset de la poesía meramente partidaria. Años más tarde sobre el particular fundamenta poéticamente en su Elegía a José Carlos Mariátegui:

(...)
comprenderás entonces, escritor del pueblo,
por qué ya no puedo decir abstractamente
"Si pájaro de amor de amor moría"
cuando millares de compañeros han muerto de verdad
con el rostro hecho un coágulo concreto (10).
(...)

Declaración de amor
El 17 de abril –al poco tiempo de salir de su segunda prisión- Gustavo le entrega sonrojado a Violeta una carta de declaración de amor, pues no se atrevió a decírselo en palabras, toda vez que su timidez de romántico contrastaba con la audacia y el riesgo del activista político:

Cuando para declararte mi amor juego aquel futuro de mi imaginación sólo concebida posible unida a tu nombre y a tu imagen, siento que lo arriesgo todo. Y esta sensación seguirá en suspenso hasta que tu palabra afirme o niegue ... (11).

Y pasaron varios días sin respuesta, que mantenían a Gustavo con su inseguridad y angustias a cuesta. Por otro lado, Violeta, novel en estos menesteres amorosos, no se atrevía a contestarle el sí. Llegó el momento en una tarde adormilada, sin más prolegómenos ni misivas, el poeta se armó de coraje, tomó las manos de ella y con un primer beso le extrajo la confirmación que él quería. El amor y el idilio perduraron por medio siglo, a lo largo del cual vivieron conspirando contra las dictaduras, serpentearon escollos en busca del triunfo de la revolución, se estrecharon cada noche entre luciérnagas y catarsis literaria, afrontaron cotidianas penurias peregrinas de ellos y marcharon consecuentes por los sueños del socialismo para el Perú y los oprimidos del mundo.

En su Tercera carta a Violeta Gustavo recuerda nostálgico los primeros días de enamoramiento y del trabajo petardista conjunto, en el vértigo juvenil del APRA embravecida:

(...)
En una casa pobre de La Victoria, en Lima,
llegué una noche a descubrir tus ojos.
Los tangos se derramaban en el cielo
como una tasa de miel que cae gota a gota
en la Tierra mis besos te enseñaban puntuales
el abecé de los enamorados.

Vinieron mis cartas, las citas furtivas
La explosión clandestina del silencio
Por obra y gracia de alguna dinamita
Que colocamos con camuflaje de besos.
Entonces aprendimos a trabajar muy juntos
y treinta años después seguimos juntos trabajando.
(,,,) (4)

Cuarta prisión
El bautizo del romance duró poco, pues el 27 de agosto es tomado prisionero y llevado al “Sexto”, donde estrechó más su amistad con el último poeta modernista del Perú y fundador del APRA, Alcides Spelucín.

Salió pronto, pero por poco tiempo, pues según relata en sus enredadas memorias, el 14 de octubre es capturado para someterlo a un brutal interrogatorio para conocer dónde su imprimía el periódico aprista “La Tribuna”. A pesar de saberlo, Valcárcel se rehúsa hablar. En represalia es incomunicado durante once días con sus noches. La estrecha celda es de tal impenetrable oscuridad que no le permite ni siquiera distinguir su mano delante de él. Errabundo entre un universo de sombras encarga al tacto palpar la materia dándole forma y contenido. Y la materia resulta ser una cueva rentada por Lucifer a sus demonios de este mundo. Aquí dentro el homo sapiens Valcárcel rodará desde una pendiente cuaternaria, cráneo abajo, hasta los bordes mismos de la neonederntalesca condición de homo erectus. Será preciso que la conserve, literalmente pues las herrumbrosas paredes donde yace encarcelado forman apenas una zanja e impiden siquiera acuclillarse.

Viajero retrógrado por la espalda del tiempo, desbarrancándose hacia la prehistoria de su propio ser, un cerillo lo hará reinventar el fuego. Bajo tan tenue luz descubre que un enjambre de chinches y piojos están adheridos por todo su cuerpo. Erigido así como monarca de tan ruin reino verá consumirse el último resplandor de la precaria luz y se enterrará nuevamente en la oscuridad absoluta. Continuará rodando entonces involutívamente, pero ya ni siquiera antropomorfo, sino cuadrúpedo, reptiliano, ameba ancha, bacterial, con sus átomos desparramándose entre las hendiduras de la química orgánica. Acurrucado a una esquina donde humean cenizas de pavor, un resquicio de su asesinada humanidad lo persuadirá, invertebrado: Que en esa celda el tiempo había devorado al tiempo. (5).

Su silencio y valentía fueron premiados con ese horripilante e inhumano trato, donde los alimentos era servidos como banquete para ratas. Celda es el poema que con más desgarro aflora literariamente las emociones sufridas durante sus detenciones.

Tú eras el llanto, celda,
y la paloma de lágrimas volando,
tú eras el cemento
con su constancia gris y sus espadas,
humor humano hediendo en la espesura,
humano sueño prendido hasta en la reja
opulenta de sonidos en cada despertar. (...) (12).

1943
Quinta prisión
Sin fecha precisada cae preso por quinta vez en el olvido de vida, al fondo de un hoyo abstracto, incomprensible. A decir de sus anotaciones fueron en total seis prisiones las que sufrió, cuatro de las cuales le corresponden al primer período del Presidente Manuel Prado Ugarteche y dos al usurpador Manuel A. Odría. Cuando la bota de la dictadura acogotó al país, entonces se añadirían otras dos. Algunas duraron semanas, otras meses. En suma la espina del tiempo que coronó sus sienes fue de dos años y meses. Nunca hubo juicio de por medio. Ni siquiera un remedo de sentencia. Podía salir cualquier día o no salir. La experiencia carcelaria de Valcárcel muy bien queda resumida con sus propias palabras en la citada autobiografía: Dejaba de ser ente pensante y me sentía como un pececillo inerme acorralado entre voraces octópodos tratando de sumergirme en el más oscuro costado de la nada. (5).

1944
Matrimonio con Violeta
Para poder contraer matrimonio con su amada, la familia le exigió que sea por la iglesia católica, pues no quería que ella vaya al infierno por doble falta, tanto por eludir uno de los sacramentos, como por unirse con un consagrado aprista y ateo. Gustavo buscó a su confesor, el Padre Serrano, quien era el único clérigo a quien estimaba y respetaba entrañablemente. El 17 de julio contraen matrimonio civil y el 24 el religioso en la Iglesia María Auxiliadora, ubicada al costado del colegio Salesiano donde estudió. Esa semana cada quien durmió en la casa de sus propios padres, pues así lo impuso don Simeón, estrenado suegro del poeta.

1945
Pluma de Haya
Haya de La Torre, escritor de sesudos ensayos, tiene en alto aprecio las dotes literarias de "Cuellito" y lo nombra como un secretario literario adjunto, porque Jorge Idiaquez siempre fue su secretario personal.. Como muchas de las tareas para el partido, ésta también será completamente ad honorem. Nuestro poeta de sólo 24 años, se encarga de escribirle la correspondencia al Jefe, dejándola lista sólo para que estampe su rúbrica. A veces Haya fue exigente como cuando quiso contestar alguna epístola de Ciro Alegría y pide algo "literario". Valcárcel debe -entonces- esmerarse en afilar su pluma. Tres años después renunciará a este cargo, por motivos de salud, después de una atroz prisión.

Literato petardista
Aquí nuestro poeta pasa a las ligas mayores y desarrolla intensa actividad de "terrorismo aprista." Nada que dañara la integridad de las personas por cierto, pues dirigía sus blancos contra el patrimonio, si bien de la Nación, esquilmado éste a manos de burgueses imperiales. Así, le fue encomendando petardear la puerta de la Facultad de Letras de "San Marcos". Empapelaría mentalmente sobre ella los rostros de todos aquellos engendros que lo habían aherrojado al hoyo de la prisión antes que encendiera el detonante. Instantes después, un fulminante cual vómito químico redujo el estatus de la fornida puerta a una plebeya condición de alfombra. Valcárcel sería uno de los primeros en comprobarlo, pues tuvo suficiente sangre fría para regresar al epicentro del desastre. De pie frente a su caótica obra, la figura del poeta rodeado entre escombros tomaría la forma justiciera de una espada en el aire.

En el nacimiento de Belaúnde
El Apra le encomienda apoyar en su campaña proselitista a un joven arquitecto porfiadamente gallardo. Recorren juntos las bases apristas solicitando votos para llevar al candidato a una diputación en el futuro Congreso. La oratoria de sus discursos era como los planos que confeccionaba: entrelazada por líneas cuyo camino no se sabe de dónde venían ni a dónde iban. Sin embargo, el electorado limeño suele a veces ser muy generoso y una elocuentísima muestra de ello lo encontramos en la artesanal victoria del novato político. Así fue como Valcárcel terminó, dándole el primer "¡Adelante...!" a Fernando Belaúnde Terry, insólita viada que años después lo llevaría a aterrizar sobre las puertas mismas de Palacio de Gobierno. El patriarcal anticomunismo del arquitecto, destilado -posteriormente- desde la presidencia, hará de los hechos narrados aquí una absurda paradoja. La paradoja toma cuerpo de misterio cuando el día programado para el homenaje del Congreso de la República con motivo del 10º aniversario del fallecimiento del vate, se posterga el acto, cuando ya estaban llegando los invitados. El motivo: hacia unos instantes que Belaúnde había decidido darle el alcance al redactor de sus primeros discursos políticos. Tuvieron que pasar un par de meses para que los padres de la patria se repusieran del dolor y se acordaran de la deuda con G. Valcárcel.

Funcionario de la Cámara de Diputados
Con el triunfo de Bustamante y Rivero, apoyado por los apristas, se respira una atmósfera de legalidad. Gustavo Valcárcel es requerido a trabajar como secretario particular de la Presidencia de la Cámara de Diputados, junto a Fernando León de Vivero. Enseguida prestó servicios como Jefe de Prensa del Congreso. Después de un largo periodo persecutorio era como si el mundo girara al revés para el poeta. Las fuerzas de represión no estarían allí dedicadas a detenerlo sino increíblemente... resguardándolo. No, sus sentidos no lo engañaban. En 1945 y durante tres años caminaría descalzo sobre almohadones. (5).

El primogénito
El 24 de octubre se convierte en padre del primer vástago engendrado en el vientre del amor con Violeta, a quien bautizan como César Gustavo, en honor al abuelo -mártir de la salud en Paruro- y a los méritos del progenitor: neonato escritor y activista social de armas tomar.

Apología a Haya
Se edita su primer escrito literario en un folleto de 24 páginas, intitulado "Apología de un hombre". El apologado no era otro que Haya de La Torre. Sin embargo, debido a que tiempo después rompiera vínculos con su líder, descartó esta obra primigenia ocultándola debajo de la alfombra de su poesía posterior. Pero antes que eso ocurra, sin proponérselo, Valcárcel queda consolidado un año más tarde, en 1946, como poeta oficial del Apra. Con motivo del "Día de la Fraternidad" (22 de febrero, día del nacimiento VRHT), el pueblo aprista se ha concentrado en el Estadio Nacional. Veinte mil personas están congregadas allí y despliegan sus cuarenta mil oídos para vibrar ante un verbo encendido:

Quiero cantarle a Víctor Raúl Haya de La Torre antes que llegue al poder o a la muerte. Porque entonces el canto será fácil (...) (13).

Ese apoteósico día hubo vuelo de palomas, pero ninguna llegaría tan alto como el ego de Haya catapultado por las alas poéticas de Valcárcel.

1947
Doble galardón a sus letras
Gustavo Valcárcel ingresa al recinto de las letras peruanas y por partida doble. La Universidad Nacional Mayor de "San Marcos" (UNMSA), donde retornó ese año, premia sus poemas Extensión y Deleite de Tortura, otorgándole el premio denominado “Rosa de Oro”. Lo condecoran en el Teatro Municipal una noche con la que debió fantasear a dos pestañas, pues desde pequeño su familia tenía al frente de tan distinguido escenario una pensión para estudiantes. Una rosa de filigrana áurea en la solapa fue la visa ostentada por Valcárcel al trasponer el umbral del Parnaso, que lo hizo acreedor -también- de un pasaje algo más pedestre, llevando su humanidad de paseo hasta Chile. A los 12 sonetos de su primigenio poemario añadiría –luego- otros 16 y, redondeando la faena anterior, conquistaría con ellos el Premio de Fomento a la Cultura en su versión Premio Nacional de Poesía, convocado por el Ministerio de Educación, con la denominación Confín del tiempo y de la rosa, como así se conoce en la actualidad. Cumplidos 26 años el poeta ya se había reservado un lugar dentro de la historia de las letras peruanas.

¡Bienvenida Rosina!
Coincidentemente con el cumpleaños número 24 de Violeta, nace Silvia Rosina también el 1º de mayo, en plena celebración del onomástico y del Día del Trabajo. Es el segundo retoño del matrimonio Valcárcel – Carnero, futura poeta y la más cercana seguidora literaria de las huellas de su progenitor.

1948
Primer poemario publicado
El Instituto de Periodismo de la UNMSM le publica el laureado poemario completo, el que recoge los 28 sonetos de su debut poético. Se percibe en ellos una marcada influencia de la poesía del Siglo de Oro español según lo consignará Xavier Abril, quien con un notable prólogo presentó al joven talento. Concebir sonetos como su famoso:

Si pájaro de amor, de amor moría
era su amor el ala que volaba
geografía amorosa la surcaba
aérea remembranza la envolvía. (...) (14).

le sabrían a reivindicación personal. Era demostrar que un poeta ejecutante de poesía revolucionaria también podía elevar su canto en los pentagramas de la poesía clásica. Ahora el grupo de los puristas estaban notificados: desde la otra orilla un solitario vate esculpía pedestales a las palabras.

1949
Nuevamente la clandestinidad
El golpe de Estado de Odría pone fin a la breve primavera democrática y nuevamente los apristas y los comunistas se esconden en sus antiguas catacumbas. Para disimular cualquier rastro suyo durante aquellos días Valcárcel diseña un zahori estratagema. No duda enmudecer su arpa encantada empuñando en lugar de ella el ordinario mango de un rastrillo de jardinero. Viste también un sucio overol con la tibia esperanza de completar los decorados de tan botánico disfraz. Y así, el otrora hacedor de versos poéticos hace de sí mismo una metáfora mayúscula.

(...) pero volvieron también las catacumbas
cuando yo disfrazado te sumaba en un parque,
besos, promesas más promesas y besos (12).

Violeta recuerda que ese lugar aludido era “El Parque de la Reserva”, a donde acudía con suma frecuencia junto con sus tres pequeños hijos. Gustavo –efectivamente- disfrazado de jardinero dejaba en forma disimulada su ropa sucia junto a un árbol y ella –jugando a la pelota con sus hijos- se acercaba a recogerla y dejarle la ropa limpia. Él se había cortado los bigotes para no ser reconocido. El cuidado se tomaban para evitar que la policía de investigaciones detuviera al poeta, en caso de que hubieran seguido a la esposa. Pero tanta precaución se derrumbaba por la fuerza del amor, pues terminaban sentados en el césped, conversando, tomándose de la mano y dándose un beso furtivo a plena luz del día.

No obstante, ¡poeta al fin y al cabo!, el distraído vate no reparó que su lenguaje vallejiano despertaría gruesas sospechas de tan contradictoria personalidad. Defraudado por tan patética actuación, arrastrando la hojarasca prendida del rastrillo, iría a pagar detenido el caro error de su poético descuido. Vuelve a las funestas mazmorras, pero ahora dirigidas por el inefablemente cruel Odría.

Nace “Piocho”
El 1º de abril, Xavier Alonso arriba al mundo en la posición número tres de la lista de los cuatro hijos de Gustavo y Violeta, tal vez el más querido y engreído de la familia, como consecuencia del delicado tratamiento de una poliomielitis que, la constancia de Violeta, la ayuda de su cuñado Humberto Canalle y la guía médica del Dr. Sergio Bernales, pudieron combatir a tiempo. Años más tarde el ojo fotográfico de “Piocho” le traería varios laureles. El apodo puesto por el propio padre es una adaptación cariñosa familiar del adjetivo calificativo “piocha”, un mexicanismo de la época aplicado sólo a las mujeres más bellas.

La revista IDEA
Se da tiempo para fundar y editar la revista IDEA, artes y letras, con un gran contenido intelectual.

1950
Las últimas prisiones
Transcurren sus dos últimas prisiones dentro de una celda o cueva donde en la lóbrega nocturnidad de los maldecidos, el rostro de Violeta se le aparecía encendido por el alba (15).

De nuevo el brazo del poeta estirado entre los barrotes en inútil alcance de la amada, un muñón que pretende arrancarse del cuerpo en pos del grito libertario. A pesar de todo, el suplicio acumulado tendría la suerte de hallar oasis de humanidad, gente dispuesta a defenderlo. Así por ejemplo Waldo Frank, escritor estadounidense amigo de Haya de La Torre, conseguiría del presidente Prado su excarcelación. En otra oportunidad haría lo propio un piadoso sacerdote Noriega, confesor de uno de sus cancerberos raramente bondadosos. Y tal cual luego de la tempestad sobreviene la calma, fuera de prisión tubo días más sosegados, sin que esto signifique estar menos comprometido vehementemente con la revolución y la justicia social.

IDEA es clausurada
Su primer proyecto periodístico propio iniciado el año anterior (la revista cultural IDEA) debe trepar la maroma publicitaria, cosa que consigue con no pocos malabares. El mensuario tiene un marcado sesgo iconoclasta, pero ni una letra de política, para no terminar pisándole la cola al dragón de la censura odriísta. A pesar de dicho celo, luego de editados unos diez números, la Prefectura de Lima ordenaría el cese de circulación. Nuestro despojado, pero generoso poeta, con las enmudecidas páginas entre dientes, acaso no terminaría de sorprenderse que los gendarmes de la dictadura, aparte de usar la cabeza para colgar el quepí, fueran también capaces de emplearla... en una concienzuda aunque severa crítica literaria.

Fui a la cárcel mientras Marcel nacía
La Clínica de la Maternidad de Lima acoge –al igual que a los tres hermanos mayores- a Jorge Marcel el 2 de julio, en las circunstancias más difíciles para el matrimonio. Gustavo se escurría de guarida en guarida en plena clandestinidad, cobijado por el frío y el nublado invierno limeño. Xavier había iniciado la sintomatología de la poliomielitis y estaba aislado en un cuarto construido en el segundo piso, bajo tratamiento especial; además, el mayor de todos los hijos sufría una severa deshidratación por disentería (de necesidad mortal en esa época) y gracias a las primeras dosis inyectables de estreptomicina conseguidas por el Dr. Rosemberg, pudo salvarse. El poeta –gracias a sus incipientes estudios médicos- era quien aplicaba religiosamente las ampollas. Violeta había sido trasladada al nosocomio por su hermana Angélica, a las 10 de la noche del 1º de junio. Gustavo –pues- estaba a cargo de sus tres hijos. En las primeras horas del día 2 de julio, bajo la absoluta oscuridad de la noche, la policía ingresó al domicilio y lo arrestó. Tuvieron que implorarse los ruegos para que no lo detuvieran, porque la vida de 2 de sus hijos dependía de sus cuidados. Ni la resistencia física, ni los pedidos de clemencia de él y de sus parientes vecinos inmutaron a los esbirros de Odría. Valcárcel iniciaba su última y larga prisión, y Marcel arribaba a la vida con una sonrisa de esperanza y cambio para todos.

Volví a la cárcel mientras Marcel nacía
hasta que una tarde, ¡por fin!, perro mundo mundial
machamos en un barco ganadero hacia el destierro.
Eran los tiempos de otro mierda: el General Manuel Odría (12).

Antes de Navidad es puesto en libertad, gracias a las gestiones especiales de su madre y de Violeta.

1951
Una fuga audaz
Transcurría el caluroso mes de febrero. Gustavo es detenido cuando caminaba junto a Violeta por “La Colmena” (vía que une la Plaza San Martín y el Parque Universitario, en pleno centro de Lima) a pocos metros de la casa de la mamá del poeta. Merced a una artimaña (la doble puerta a calles distintas de la casa materna), el vate y su Premio Nacional de Poesía, convencen a los “soplones” para ingresar a fin de recoger ropa y salir de inmediato. Violeta se quedó con ellos en la puerta de “La Colmena”, mientras Gustavo fugaba por la otra puerta del Jr. Lampa. Después de 15 minutos de espera entró la sospecha y la joven esposa –con desparpajo- les dijo “ya se escapó”. GV logra eludir la persecución policial y, ya prófugo, acude ante el embajador de México a solicitarle asilo político. Debió parecerle estar en ese momento al borde de un precipicio, de modo que enterarse del rechazo a su solicitud equivalía a recibir un empujón por la espalda hacia la calle. Sin embargo, pronto llegaría más lejos que a dicho refugio diplomático. Juan Francisco Pazos Varela, ex embajador, segundo esposo de su madre, consigue de las autoridades eliminar la orden de captura de Valcárcel a cambio del destierro en México. Desde aquella lejana tierra donde radicaría unos seis años, la patria apenas si se le convertía en un diminuto punto devorado en el horizonte, un pañuelo agitado sin respuesta, una lágrima nadando por el océano, la arrugada esperanza de la vida que se va. Pero incluso desterrado y triste no debería sorprendernos tan cruel destino. Después de todo ni siquiera el virtuoso Platón había hallado espacio para los poetas en su República.

El destierro a México
El 9 de marzo de 1951 parte desde el Callao a bordo del barco ganadero "Urubamba" rumbo al destierro, acompañado de su esposa Violeta y sus cuatro hijos. A él no le permitieron acercarse a ningún familiar, ni a su madre. Así describe Valcárcel el emotivo adiós:

Marchamos en un barco ganadero hacia el destierro
pañuelos en el Callao llenos de llanto
despedidas de puerto que comen las retinas
los soplones muy tiesos, el horizonte serio.
Todo nos parecía una interrogación
recostada en la intensidad del mar (12).

El mayor de sus hijos tiene cinco años; el menor, ocho meses. Intentarán formar una nueva vida en México, para lo cual nuestro apesadumbrado vate está premunido apenas con cuatro dólares (de los cincuenta que compraron antes de partir) y tres cartas de presentación, pero también de los 24 quilates de su talento.

Ya en mar abierto, el capitán del barco José del Carmen del Rosario, perpetra un simbólico golpe de Estado y ordena el traslado de los precarios pasajeros de tercera clase donde viajaban, al confort de primera clase. Un viejo amigo, Enrique Arrieta, en lejano y cordialísimo abrazo humano, se había ofrecido a pagar los gastos que generara dicho "ascenso social". No permanecerían empero mucho tiempo en tan elevado pedestal.

El imán del “Urubamba”
El barco “Urubamba”, que perteneció a la Compañía Peruana de Vapores, jugó un rol curios en las travesías de las familia Valcárcel y Carnero, tal vez porque era el común medio de transporte a la capital desde cualquier punto de la costa peruana:

1) En 1924 viajan del puerto de Mollendo en Arequipa, al puerto del Callao, la mamá del poeta con todos sus hijos, luego de la muerte del padre.

2) En 1933 llegan al Callao, procedentes del puerto norteño de Talara, todos los integrantes de la familia Carnero – Hoke, para probar suerte, luego del despido arbitrario del padre de Violeta por la empresa norteamericana International Petroeum Company (IPC).

3) En 1951 el poeta Gustavo Valcárcel es desterrado con toda su familia a México, cuando el “Urubamba” había sido adaptado como barco ganadero.

Además, en Crónicas de la revolución de Trujillo hemos leído que Valcárcel menciona a esta embarcación portando tropas que participaron en la masacre del levantamiento del 7 de julio de 1932, en la ciudad de Trujillo.

De Nicaragua a México
Un importante ganadero nicaragüense, destellado por la poesía y la personalidad del vate durante la travesía desde el Callao al puerto caribeño de Corinto, hospedó en su patria a los 6 viajeros desterrados durante cuatro días y financió el pasaje aéreo de Managua a México D.F. El silencio político era abrumador en el entorno, ante la amenaza de la inmensa sombra peligrosa del entonces dictador Anastasio Somoza, que podía encarcelarlo por cualquier desliz.

El tiempo ha borrado de la memoria de Violeta a este generoso “nica”, quien no pudo recibir el agradecimiento posterior del vate, pero la patria de Rubén Darío quedó enaltecida de por vida en el corazón de los Valcárcel.

Días de hambre verdadero
Al despertar de su primer amanecer mexicano Valcárcel y los suyos debieron levantar la cara del suelo. Habían dormido literalmente encima de sus sombras.

En México lo acoge otro refugiado peruano, su cuñado Guillermo Carnero Hoke, con quien se extienden un abrazo solidario, peruanísimo para no terminar derrumbándose en el hoyo excavado por esas miradas que los acusan de extranjeros. Pernoctan apiñados en un sótano de cemento, dentro del cual casi siempre naufragan cuando llovía torrencialmente.

(...) allí nos destripamos de hambre
en un sótano barrido por las lluvias (...) (12).

Ducho en metáforas, el poeta ha de recurrir a la más fantástica que haya elucubrado antes. Deberán tomar humeantes platos de sopa empuñando muy urbanamente el viaje de las cucharas hasta la boca, aun cuando sus vísceras, analfabetas del lenguaje poético, terminen convenciéndolos de que aquello realmente no era sino un magro té. Valcárcel flagelará el recuerdo de esta época con las siguientes palabras:

Caen mis lágrimas como compendio de unos meses mal vividos. Me pongo ropa sobre el alma y me voy por el universo a rodar unos pasos buscando arrebatarle a Satanás el milagro de poder alimentar a seis bocas con el único oficio de desterrado. (5).

El contacto mexicano
Conseguir trabajo en el extranjero es sumamente difícil sin contar con permiso de las autoridades de inmigraciones y un contacto pre establecido. En México –además- hay que sumar su exagerado nacionalismo en todos los campos, hasta que no se sienten seguros de ti mismo y llegues a la suprema categoría de “cuate” (amigo) de verdad. Gustavo tenía un as bajo la manga que quería usarlo en el momento preciso y Rosina –la única hija del vate- lo relata en su testimonio Valcárcel y yo, que leyera en el homenaje del Congreso de la República por el 10º aniversario de su fallecimiento, el cual puliría antes de incluirlo en su Aprendiz de maga:

A la semana, Gustavo, mi padre, se dirige hacia El Colegio de México para entregarle a Alfonso Reyes una carta de Catalina Recabarren, en el deseo de obtener una beca. El conocido literato afirma: “No hay una sola, con los laureles recibidos en su país sería enaltecedor tenerlo en nuestras filas, pero por ahora no es posible”. En la tarde se traslada al Palacio de Bellas Artes, en el segundo nivel ve un andamio y sobre él, a Siqueiros, quien está acabando la obra “Cuauhtemoc contra el mito”. Ahí está dos horas hasta ver descender al muralista y poder abordarle: “Soy un escritor peruano desterrado, acabo de llegar. Le entrego la revista que dirigí en Lima. Hay un artículo que habla de su obra y la de los otros muralistas”. Tras revisar la publicación, David Alfaro lanza la interrogante esperada; “¿Lo han expatriado por aprista o por comunista?”. Sin esperar mi padre dijo: “Por aprista maestro. Pero en mi país guardé buen vínculo con los camaradas y hemos realizado acciones de frente único”. “Está bien, dijo Siqueiros, no discrimino a los que sufren por transformar la sociedad en que vivimos. ¿En qué puedo servirle?”. “Me urge trabajar por he traído conmigo a mis cuatro pequeños y a mi esposa”. “Qué edad tienen los niños?”. “Cinco años Gustavo, el mayor, ocho meses Marcel, el menor”. “¡Qué atroz! Algo se hará...” Y así, Siqueros, le consigue un puesto en el Patronato del Ahorro Nacional”. (16).

La novela La prisión
En ese trabajo conseguido le permitieron escribir lo que quisiera, luego de concluir sus cotidianas obligaciones burocráticas. La experiencia empozada en su alma tras múltiples encierros se rebalsa a borbotones, inundando de tinta, coraje e impotencia desbordada, cada una de las páginas de La Prisión una desgarradora novela donde su protagonista Froilán revive las torturas y los tormentos del mundo solitario de los encarcelados. Es imposible leerla sin que uno no termine ovillado entre sollozos.

... en la madrugada, Froilán es asaltado por dos sombras en la escalera de caracol. Le amarran un trapo en la boca y lo arrastran hacia una de las celdas del primer piso. En el camino le van sacando el pantalón y palmeándole las nalgas. Se oye un ruido bucal que pugna por salir y... nada más. Antes de las seis de la mañana, Foilán arrastra su cuerpo, como un reptil, por la escalera de caracol y con dirección al tercer piso. Sus fundillos están rojos de sangre y húmedos de semen, los ojos nublados por el llanto, las manos arañadas por la lucha. Sólo musita: No lo creo-. Y el mundo sigue girando. (...) (17).

Los diez mil ejemplares editados por Cuadernos Americanos se agotaron rápidamente, catapultando el libro al rango de "best seller" y a su autor a la cofradía de los magos sobrevivientes de las mazmorras. En un santiamén una abarrotada red de presos aterrizaba literalmente del cielo a la raleada mesa del poeta. Su pluma, convertida en varita mágica, los transportaría a la dimensión desconocida de un departamento amoblado, y apuntando al intestino grueso logra que dejara de ser la prolongación del intestino delgado metamorfoseado como estaba por el hambre. Más tarde el monopolio yanqui Xerox reproduce la novela en una muy sui generis edición, arrastrando una inequívoca pata de palo y mirando desde el único ojo cubierto por el parche, aquel esquilmado tesoro literario del que su filibustero comercio echó mano impunemente, bebiéndose de un solo trago los derechos del autor.

Se abrieron las puertas
Jesús Silva Hersog, Director de la revista Cuadernos Americanos y intuitivo editor de La prisión, lo reta a continuar escribiendo sus experiencias en la época de la persecución. Así nace La agonía del Perú, que es un compendio narrativo de sucesos que enaltecen a algunos dirigentes apristas de la época: “Haya de La Torre y el Derecho de Asilo”, “El resorte económico de la dictadura”, “La histórica fuga de León de Vivero y Pedro Muñiz”, “Tres crímenes de Odría” y “La masacre de Arequipa y la farsa electoral”. Como a los pocos meses renunció al APRA ya nunca quiso que se reeditara este libro.

Con dos libros de éxito y su nombre sonando en las páginas culturales de los más importantes diarios y revistas de la capital, consigue trabajo estable como periodista en El Universal, Excelsior, El Nacional, luego se enraíza en Novedades de México y El Popular. Su capacidad intelectual sacó a su familia y los paisanos allegados, de la más extrema pobreza y los ubicó en otra dimensión social. Su pluma derrotó a la miseria y la nostalgia. El círculo intelectual se fue ampliando en territorio mexicano.

1952
Adiós al APRA
El 10 de diciembre renuncia al Apra en respetuosa pero traslúcida carta de desnudez ideológica dirigida a Manuel Seoane y que suscribe también Eduardo Jibaja. Las lecturas marxistas y el éxito arrollador de la Unión Soviética por la vía socialista, lo fueron conduciendo a las antípodas del pensamiento de Haya.

Cuenta Violeta que el poema Adiós al ayer inicialmente se intituló Adiós al APRA. Efectivamente, si se analizan sus estrofas, se devela el dolor de su renunciar y la esperanza por sus convicciones socialistas:

Me he sentado en la noche a envejecer
girando en torno de un mundo que se acaba.
Golpeado hasta la sien alzo la frente
y estremécense mis huesos inequívocos.

La estrella del hombre me saluda.
Estoy rojo, completamente rojo,
rojísimo de vida, rojísimo de muerte,
mas preciso levantarme y dar un grito
si me siento envejezco con la noche. (...) (18)

Desde el punto de vista político es importante esclarecer que las discrepancias conceptuales con el APRA datan del año 1951, pues renuncia irrevocablemente al cargo de Secretario de Prensa y Propaganda de Comité de Desterrados de México “por inconformidad con ciertos aspectos de la doctrina aprista” (Ver carta en Iconografía). Además, hay que recordar que él ya guardaba admiración por los logros de la Unión Soviética desde 1943, cuando escribió el Poema al Guerrillero Alexei que le criticó Haya de La Torre. Vale decir, que su renuncia no fue un ataque hepático circunstancial, sino una transformación ideológica madurada con los años e influenciada por los camaradas peruanos en el destierro (Jacobo Hurwitz, Teodoro Azpilcueta, Agusto Chávez Bedoya, entre otros) y las figuras prominentes del arte vivo mexicano: Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, militantes del Partido Comunista Mexicano.

1953
Las arremetidas por su renuncia al APRA
El trato con los conocidos compañeros ya no era el habitual. Los apristas radicados en México se resienten por la renuncia de Valcárcel al partido, lo segregan y terminan señalándolo como traidor. Este anillo político fue gestando un ambiente irrespirable, de modo que el poeta decide viajar a Guatemala para renovar aires.

Viaje a Guatemala
Vende los pocos enseres propios, cobra los trabajos pendientes, para juntar un capital que le permitiera costear los pasajes y la estadía de los días iniciales. Una carta de presentación de Siqueiros a un acaudalado guatemalteco le brinda una casa de campo llamada “Pasadena”, en el exclusivo barrio “Quinta Zamalloa”. Ésta se ubicaba en los suburbios de la capital, con frente a dos hermosos volcanes, donde se acomodan holgadamente, reservando cuartos para visitas, como la de Eduardo Jibaja y su esposa Conchito.

Funda y dirige aquí la revista "Horizonte", desde donde otea el venturoso porvenir del país centroamericano a cargo del pulso revolucionario de Jacobo Arbenzs. Literalmente el estadista habla a través del verbo de Valcárcel, pues éste le redacta algunos discursos. Las puertas del Ministerio de Relaciones Exteriores se le abren al trabajo y también la amistad de personajes como Ernesto "El Che" Guevara, quien por aquel tiempo era un egresado de Medicina y vivía la euforia juvenil de un potencial revolucionario.

Trabaja en las esferas gubernamentales
Se aproxima a los líderes del Partido Guatemalteco del Trabajo (Partido Comunista), quienes tenían una importante influencia en el gobierno de Jacobo Arbenz. Para ellos elabora proyectos periodísticos y actividades político culturales, como levantar la figura de César Vallejo que los apristas deseaban capturar como intelectual de ellos. Marcha en el glorioso desfile del Primero de Mayo, bajo el sol abrasador de un Caribe primaveral, con su primogénito al hombro, por una serpenteante columna de entusiastas guatemaltecos, orgullosos de tener a un Presidente capaz de enfrentarse al imperialismo yanqui, por primera vez en la historia latinoamericana.

1º de mayo con J. Arbenz
Una de las perlas documentarias encontradas en la “caja de Pandora” de Violeta, es una carta que GV le dirige a su hija Rosina, con data “Lima, mayo 1978”, de la cual extraemos el siguiente textos histórico:

Hace 24 años pasamos el 1º de mayo en Guatemala. Desfilamos con la clase trabajadora del país. El último contingente lo conformábamos los “transterrados” (*) residentes en el país. Horas después celebrábamos el cumpleaños de Violeta y el tuyo con inmortales brindis a la salud de la confluencia de la triple confluencia de motivaciones.

La manifestación matinal –unas 50,000 personas- constituyó un despliegue de 24 quilates de antiimperialismo. Víctor Manuel Gutiérrez, Secretario General de la Central Clasista lo evidenció en su discurso al pleno popular. El mismo diputado comunista sería, años más tarde, apresado, torturado, asesinado, descuartizado y embolsado. Sus restos sirvieron de pasto glorioso a los escualos del Caribe.

Tu hermano mayor, Gustavo, marchó a mi izquierda. A la izquierda de mi izquierda. Eduardo Jibaja vociferaba consignas antiimperialistas. Desfiló tu hermano Xavier a horcajadas de mis hombros sin mella. El Presidente Jacobo Arbenz estaba al mando del timón del Estado. Se ensayaba el prime acto de un Gobierno revolucionario en la América nuestra.

Vivíamos ayer en el chalet “Pasadena” de cara a los volcanes “Agua” y “Fuego”, al costado de beatos bueyes y carretas, a la orilla de pequeñitos indios presurosos. Retorné a la ciudad de Guatemala, antes de hoy, en tránsito furtivo. Volví a nuestra casa y me enterré en la grama de la quinta Zamalloa. Nadie me conoció o reconoció. Todo se había vuelto polvo o cenizas del recuerdo, humo de olvido, silencio insepultable. (...).

(*) Palabra o vocablo que usó Alfonso Reyes, en el primer diálogo que sostuvimos con él, como sinónimo de “desterrados”.

Retorno a México
Después de medio año coronando éxitos por estos lares, regresará a México por la persistente insistencia de Violeta, quien derramaba cotidianamente lágrimas nostálgicas por su hermano Willy. Gustavo acepta el rápido cambio a la capital azteca, satisfaciendo los ruegos de su esposa, añorando a su hermana Doris y recordando a los compatriotas que quedaron allá, que tal vez ahora se revelaría quiénes realmente lo apuñalaban por la espalda.

Semanas más tarde la capital guatemalteca es bombardeada por mercenarios contratados por los yanquis, quienes no dieron tregua para que un gobierno de raíces progresistas, con una reforma agraria y educativa de avanzada, pusiera en “peligro” el dominio imperialista difundiendo sus logros por Latinoamérica.

Encuentro con Luis de la Puente
Estando ambos esposos en el avión de retorno a la capital azteca, se les acerca un “gringo” alto, delgado y les preguntó en buen castellano si eran peruanos; Gustavo movió la cabeza afirmativamente de mala gana porque pensó se trataba de un agente norteamericano. “¿Por casualidad no conocen al Sr. Gustavo Valcárcel?” –inquirió con ingenuidad el foráneo. “Sí, soy yo” –se puso de pie el poeta y le estrechó la mano con cortesía. “Tanto gusto... Soy Luis de la Puente Uceda (guerrillero del ´65)... que suerte la mía... soy desterrado peruano y le traigo una carta Raúl Acosta, dirigente del PCP”. El abrazo fue mayúsculo, tan grande como la sorpresa y la coincidencia, pues ese vuelo venía desde Lima, con escala en varios países, incluyendo la capital guatemalteca donde habían abordado los Valcárcel – Carnero. Así se conocieron y entablaron una profunda amistad, tanto en México, como –luego- en el Perú al retornar del destierro. De la Puente se hospedó inicialmente donde Willy y luego de unos meses fue grato acompañante en casa de Gustavo y Violeta por largo tiempo, compartiendo cuarto con Juan Gonzalo Rose, quien –con su característico buen humor- se hizo pasar como miembro del PCP, para encontrar cobertura protectora, sin que ello hubiera sido necesario. Como éste último dijera con posterioridad Valcárcel les brindó fraternalmente durante un año, el pan de su palabra y el pan del pan.

El Comité Peruano de Defensa Democrática
Peón del ajedrez político, busca un espacio desde donde jaquear al adversario, aglutinando la actividad de los desterrados no apristas. Como resultado nace el “Comité Peruano de Defensa Democrática", una organización bajo su liderazgo y del que llegara a formar parte el legendario guerrillero Juan Pablo Chang (años más tarde muerto en Bolivia junto al "Che"). De la Puente por su parte llega al hogar de los Valcárcel como un devoto católico y al salir lo hizo restaurado, con el corazón y el yelmo invulnerables rumbo a una travesía que concluirá poco más de diez años después, en "Mesa Pelada", serranía de su natal Departamento de la Libertad, tierra heroica abonada con cada gota de su sangre.

Se abre un frente de trabajo con diversos líderes progresistas latinoamericanos, en defensa de las libertades y la democracia.

El Comité realizó una significativa actividad al suscribir un comunicado de apoyo al nuevo gobierno guatemalteco por sus posición antiimperialista y las significativas reformas sociales que estaba ejecutando en su país, entre las que destacaban la reforma agraria, la educación y la salud. El comunicado terminaba “El Comité Peruano de Defensa Democrática promete combatir en todos los terrenos, en defensa de la soberanía nacional de Guatemala y del Gobierno de la Revolución”. Esto fue días antes del bombardeo.

Rescatado de la mismísima muerte
A finales de este año, súbitamente el poeta es internado de emergencia en un hospital cercano a la casa. Es cargado en vilo por varios compatriotas, pues ningún taxi quería transportar a un paciente sangrante profusamente de las úlceras reventadas. Como un Gregorio Samsa en La Metamorfosis, Valcárcel despierta convertido en un cadáver resucitado de vivida y agonizante de muerte. La sangre del poeta se despeña fuera de él desbordándose al filo de su vida en catarata a las fauces de la calavera. De inmediato acuden más de una veintena de donantes compatriotas de todas las tiendas políticas y algunos "cuates", para renovarle varias veces toda la sangre en una gigantesca cadena de glóbulos rojos de solidaridad. ¡Cara o cruz!, vociferaba en "Cuidados Intensivos" el destino inmediato del poeta, jugando al azar con su vida que había hilvanado a una moneda de a peso, la cual tiraba al aire en veinte mil piruetas.

La colecta de solidaridad económica entre compatriotas y mexicanos permitió cubrir los altos costos del Hospital Inglés, que le devolvió la vida, quitándole varios kilos de sobre peso. El primero en donar sangre fue el conocido trotskista peruano y muy amigo de los Valcárcel: Ismael Frías Torrico; le figuieron: Luis de la Puente Uceda, Gonzalo Rose, Juan Chang. Teodoro Aspilcueta, Jacobo Hurbitz, entre otros.

Visita frustrada de Haya
Un cercano literato mexicano contó a Violeta confidencialmente que Haya había llegado a México luego de su largo asilo en la Embajada de Colombia de Lima. El líder aprista quiso visitar a "Cuellito", para convencerlo que retorne al partido. Enrumba con destino a la clínica, pero a medio camino algo lo detiene y se frustró el encuentro.

1954
En el SCOP y sus enraices en el mundo periodístico
Despliega una fecunda etapa de su trabajo periodístico. Se incorpora en la planilla de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP) como jefe de redacción en las revistas Arte Vivo Mexicano y Espacios, esta última meritoria además por sus innovaciones tipográficas, en colaboración de Violeta. Son visitados por compatriotas, como Juan Gonzalo Rose y Manuel Scorza. En el SCOP entabla inolvidable fraternidad con el Lic. Santos Bárcena con quien viaja por el interior del país para cubrir información sobre las obras del gobierno del Presidente Ruiz Cortines; mientras su esposa María Elva y Violeta cultivan la amistad peruanao-mexicana.

Asimismo, dirige durante ese año la revista Poesía de América. Aunque le era grato desde luego escribir, Valcárcel ejerce el periodismo con ciertas reticencias. De los periodistas líbranos señor, diría. Tomaba el oficio como algo secundario y su poesía celaría siempre los artículos, pues le quitaban valioso tiempo para la composición de versos. Quizás por eso mismo, a modo de desquite, a partir de ese año comienza a difundir desde las imprentas la obra de Cesar Vallejo. De hecho, Valcárcel se yergue como uno de los más importantes divulgadores del poeta en el continente.

Una redada a la mexicana
El anuncio de la visita del vice-presidente de EEUU, Richard Nixon, a la capital mexicana, puso en alerta a la CIA y a los servicios de inteligencia locales, quienes iniciaron una redada contra todos los izquierdistas propios y extranjeros. Cayeron presos muchas personas. Toda la colonia peruana fue alertada con tiempo y –experimentados políticos- como resorte pasaron a la clandestinidad. Gustavo se hospedó durante 11 día en la casa de “Lochita” (Eloisa López Almanza), una veterana mexicana de armas tomar, que vivía un largo idilio con un anarco-comunista español participante de la guerra civil, quienes eran muy queridos por los hijos de Violeta y por tantas personas que los conocieron.

El departamento donde vivía Gustavo con su familia era constantemente vigilado en forma infantil por los agentes de inteligencia. Los propios hijos del vate reconocían por sus fachas a los policías civiles. Violeta tomaba varias conexiones para visitar todos los días a su esposo, llevándole noticias y ropa limpia. Los niños disfrutaban ir a ver los trenes gigantesco que transitaban a pocas calles de la casa de “Lochita”, acompañados del recio, pero amable español.

Lamentablemente el único peruano que cayó detenido, fue Juan Chang que tenía un ardiente romance con la amabilísima colombiana Irene Valencia y no se enteró de la redada. A los pocos días fue deportado por el gobierno mexicano directamente al Perú, a las manos del tirano Odría. Por más gestiones que realizaron figuras políticas amigas, no pudieron ni liberarlo, ni cambiar el destino de su expulsión. Para suerte de “Juanito” –como era conocido- el mismo Odría no quiso tenerlo en el Perú, porque ya se había levantado una ola de protesta que deterioraría la imagen del dictador. Del mismo aeropuerto de CORPAC fue expatriado a Francia, en donde vivó algunos años como periodista y traductor de la Agencia France Press.

Marcha de protesta por bombardeo de Guatemala
El 18 de junio de 1954, un denominado “Ejército de liberación”, formado por políticos exiliados entrenados y apoyados de manera clandestina por Estados Unidos y dirigido por el coronel Carlos Castillo Armas, invadió Guatemala desde Honduras. La ciudad de Guatemala fue bombardeada y J. Arbenz tuvo que renunciar el 27 de junio y dos días más tarde se disolvió el Congreso, se arrestó a los principales dirigentes que le habían apoyado y se liberó a cerca de 600 presos políticos pertenecientes a otros partidos. La reforma agraria y los demás proyectos de su gobierno se paralizaron de forma inmediata. Obligado al exilio, se dirigió inicialmente a Suiza (de donde era originaria su familia). Falleció el 27 de enero de 1971 en la ciudad de México.
Todos los grandes procesos de transformación económica y mejoras sociales quedaron truncos. El primer intento de liberación de un país latinoamericano del yugo imperialista yanqui, había fracasado por falta de apoyo desde el exterior (mundo socialista), por carencia de preparación militar, falta de armamentos, servicio de inteligencia, y –sobre todo- por la ausencia de una sólida base política, etc.

La intelectualidad progresista y la clase trabajadora mexicana salieron a las calles a protestar por el intervensionismo yanqui. En esa inolvidable marcha participaron los desterrados, entre los que se encontraban los peruanos con GV a la cabeza. Rosina, a sus 7 años, recuerda haber visto a lo lejos a Diego Rivera y Frida Kahlo parados en un balcón; la emoción de ella por este avistamiento le retumba hasta los días de ahora, como un buen acompañamiento musical.

Se incorpora al Partido Comunista Peruano
Y como gota de lluvia que, minúscula, grave, se lanza en salto heroico para reencontrarse con su esencia última, el mar. Así pues, el poeta, hecho catarata, desemboca eufórico en las aguas vivificantes del marxismo. Es el momento más feliz de su existencia. Dirige una carta a los dirigentes del comunismo peruano radicados en México, solicitándoles le sea permitido adherirse al partido. Impoluto, está dispuesto a ceñirse los principios del realismo socialista. Casi parecería que pretende acurrucarse en posición fetal y apurando el parto ideológico, renacer hecho hombre nuevo. Valcárcel concluye esa carta política, por momentos redactada con ribetes de amor, en los siguientes términos:

Habiendo vivido 32 años sin ser comunista correspóndeme ahora demostrar que no valdría la pena haber vivido una existencia al margen del más grande, justo y bello movimiento de nuestra época: el movimiento comunista mundial. (19).

1955
De los embargos nace Carta a Violeta
De tanta solidaridad repartida, sufre un repentino embargo de sus bienes, quedando demudado y con el alma deshilachada. Un golpe inesperado para la familia, quien sufre los embates de una pobreza que había casi olvidado. Mal que bien, este hecho desencadena un momento cumbre en su poesía. Como un Prometeo redivivo, arrebata unas brasas del cielo y escribe a puro fuego los versos de su monumental Carta a Violeta. El poema tiene un estilo coloquial, sin dejar el lirismo y una suave estructura narrativa. Dentro de ella van fluida, enhebrándose armónicamente, los sentimientos de amor hacia la amada y la esperanza de una vida nueva para todos. Desde el último destello de Violeta, acurrucado sobre la almohada en su tibio sueño final, irá invocándola sucesivamente a través de una alameda de recuerdos. Así, esta sinfonía coral va trepando in crescendo hasta alcanzar un clímax cuando el poeta dice:

(...)
Ven pronto, estrella y mar, música terrestre
aquí te espero y mientras llegas
empezaré amar el porvenir
hecho luz entre tus ojos
pan en la mano de los niños
leche en tus senos, ala en tu voz
eternidad en tu grito de gran madre
rosa roja en tu pasión de comunista
y alba en todo lo tuyo que me estoy llevando al sueño.
(...) (20).

Cuenta la misma musa de Gustavo, en forma singular como fidedigna, que al oírle leer a Valcárcel Carta a Violeta, en la casa de la empresaria Lolita Solís, el poeta mexicano Ignacio Magaloni cayó de rodillas ante su creador y en medio de un incontenible llanto, con los brazos hacia lo alto, no cesaba de exclamar: ¡Qué gran poema...! ¡Qué gran poema!

¡Llegó mamá... se fue mamá!
Recibe en el destierro la visita de su madre, Mercedes Velasco Seminario, quien no duda vender todas sus pertenencias con tal de realizar el tan postergado reencuentro. Sería la última vez que pudieran verse, pues al poco tiempo protagonizarían un sublevante episodio. De regreso a Lima ella enferma tan gravemente que sólo cabía esperar un fatal desenlace. A pesar de esto, el indolente Ministro de Gobierno Esparza Zañartu se mantiene inconmovible. Prohíbe el viaje del atormentado hijo, pues desde las alcantarillas donde su humanidad asoma no le es posible ver más que faldas de madrastras. Salazar Bondy escribió desde La Prensa: "Una dura Acusación" y sólo se continúa oyendo el silencio del dictador Odría. Cegado por tanta impotencia Valcárcel ofrece como garantía de su palabra dejar cautivos en México a su esposa e hijos, mientras acompañe los postreros días de la desfalleciente madre. Mas todo fue inútil. Ella murió y a lo lejos el poeta contaba del uno al diez enloquecido. La rabia que lo traspasa fecunda tan amargo trance y escribe así el magistral poema Elegía a la muerte de mi madre. Todos quedan conmovidos al oír:

Quise volver a ella y lo impidieron
pensé volar allá pero me ataron
hasta que llegó un cable: mamá murió
y deje de ser hijo para siempre. (...)

Sí madre, tu recuerdo y mi recuerdo
hechos ya tiempo, amor insepultable. (3).

1956

Conoce a Fidel
Con frecuencia los revolucionarios latinoamericanos se reunían entre compatriotas, en el restaurante “El Caballito”, ubicado en la Plaza de la Revolución del D.F. Los peruanos planeaban el retorno a la patria y definían su rol político, mientras que Fidel Castro y su hermano Raúl, “El Che” Guevara, Camilo Cienfuegos y otros legendarios tramaban el desembarco a Cuba para pelear contra las fuerzas del dictador Fulgencio Batista.

Fue “El Che” quien los presentó, pues ya se conocían desde Guatemala. En la mesa de los peruanos estaban, además de Gustavo y Violeta, Jacobo Hurbitz, Agusto Chávez Bedoya y Juan Gonzalo Rose. Aquellos partieron en el “Granma” sobrecargado de guerrilleros y armas, mientras que los nacionales retornaron al país para enfrentar otro tipo de lucha popular.

El olor a patria
Con Manuel Prado nuevamente electo para el sillón presidencial concluye la tiranía de Odría y los desterrados pueden por fin volver al Perú. Valcárcel ha de considerar a México su segunda patria, y mientras lo evoque sucesivamente será siempre con las venas abiertas. En casi seis años habían mordido el polvo del destierro, pero durante las breves treguas de tan enarenado trance, tuvo la suerte de conocer a los más destacados intelectuales mexicanos como Alfonso Reyes, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Jesús Silva Herzog, Alfonso Lazo y Rufino Tamayo. Escribe:

En México conocimos a muchos camaradas
de noble envergadura, de metal inoxidable
mexicanos y del mundo, peruanos y del mundo
todos llenos de semillas de fuego
cada quien con su pulso escarlata (4).

El poeta pudo muy bien ascender a una mejor posición económica en este país, rotulando la pluma, cosechando los frutos de su paso por el valle de la literatura. Tenía ya un lugar ganado, un nombre propio. Pero renunció a las comodidades y a la fama que iba inexorablemente a coronar sus sienes. No obstante el espacio intelectual ganado con tesón, vendría de regreso al Perú para luchar con su pluma por la conquista de los derechos sociales pisoteados durante el “ochenio” de funesto Odría.

La demora en el otorgamiento del salvoconducto, propicia la visita al Consulado Peruano en el D.F., de los más “radicales” connacionales que el nuevo gobierno no deseaba su pronto regreso, como se muestra en una original fotografía.

Despedida de Diego Rivera
A finales de año y días antes del retorno a la patria, Violeta y Gustavo deciden imprimir en México el poemario Cantos del amor terrestre, fechado 1957 por razones de futuro mercadeo. Diego Rivera, muralista de fama mundial, le brinda un inmejorable espaldarazo para esta obra y además por partida doble. No sólo escribirá el preámbulo, sino que además en la portada se reproduce un cuadro suyo. Es el exótico rostro de Violeta que se asemeja a los remotos perfiles de las mujeres asirías, cuya reproducción había visto en los libros de arte (5), como gustaba describir el poeta las facciones de su esposa. Por si fuera poco, este retrato del genial mexicano ostenta además un singular mérito: Violeta sería el único motivo peruano que Rivera alcanzara a plasmar. Así pues, tras la pincelada el verso, del surco a la metáfora, se nos pinta la imagen poética de Valcárcel enmarcada en semejante pórtico.

Gustavo había partido de México unos días antes hacia Panamá, en gira poética y para vender su reciente publicación Cantos del amor terrestre, que le permitiría contar con algo de capital para instalarse nuevamente en la patria. Arribó al Lima en la segunda semana de enero cargado de juguetes y regalos para la familia.

Violeta se traslada con los cuatro hijos unos días después en un vuelo con escalas y trasbordos.

Nuevamente en Managua
Otra vez –al igual que en Guatemala- la nostálgica Violeta volvió a tener rol preponderante en la decisión de regresar al Perú, sueño que se transformó en realidad el 9 de diciembre de 1956 al arribar al antiguo aeropuerto de Limatambo, donde familiares muy cercanos los esperaban. Se hospedaron en la cordialidad del hogar de los Humberto Canalle y su hermana María Luisa (“Luchita”), donde los hijos de ambas familias empataron de mil maravillas.

Previamente tuvieron que realizar una escala en Managua, por trasbordo de compañía de aviación, que se extendió durante tres largos días en la misma Nicaragua oprimida por Anastasio Somoza, que habían visitado al inicio del destierro. Las recomendaciones de Violeta a sus hijos de no emplear la palabra “camarada” al dirigirse a las personas, fueron vanos esfuerzos, pues ellos estaban acostumbrados a usarla por las conversaciones de sus padres y amistades que visitaban su casa en México. Ahora Violeta estaba sola con los 4 hijos y su temor era tremendo ante la posibilidad de que algún policía los identifique y meta presa, separándola de sus retoños ya crecidos. Se hospedaron en una modesta pensión cerca al lago y volvieron a visitar el monumento al creador de “Azul”, quien desde sus adentros ayudó a los peruanos en tránsito.

1957
Su carcelario lo invita a Palacio de Gobierno
Ni siquiera en la más afiebrada fantasía del universo poético valcarciano pudo concebirse lo que vendría enseguida. Manuel Prado, el Presidente de la República, invitó al poeta a un almuerzo en Palacio de Gobierno. Nunca sabremos si sentiría más honor que preocupación durante la antesala de tan importante cita, pues mientras duró el primer mandato de Prado había caído preso en cuatro oportunidades. Sentados ya ante la palaciega mesa, el presidente tentó a Valcárcel con un puesto en Francia representando a su gobierno, ofrecimiento que naturalmente declina por sus profundos principios políticos y sociales enraizados en su alma combatiente. Tal vez por una recóndita admiración o un imborrable cargo en su conciencia, Prado le extiende un ejemplar de La Prisión novela inspirada en gran parte de la experiencia que el gobierno pradista le forzó vivir en la década anterior. Valcárcel debe autografiársela y lo hace olímpicamente de modo que obligará a buscarle refugio a sus presidenciales ojos en algún centímetro cuadrado del enlucido suelo: Al Presidente Manuel Prado, con la esperanza que durante su nuevo mandato ningún escritor peruano vuelva a escribir una obra como ésta.

La infausta visita de Nixon
En su gira por Latinoamérica viene al Perú Richard Nixon, cuando era aún Vicepresidente de los Estados Unidos de Norteamérica. "El virrey" fue el enorme titular que extendió a todo lo ancho el periódico que dirigía Guillermo Carnero Hoke (repartido entre los cientos de manifestantes) con la foto de este representante yanqui, y así fue motejado por las manifestaciones antiimperialistas. Éste subestima el rechazo popular y pretende ingresar nada menos que a la Casona de "San Marcos". Allí lo esperaban los estudiantes, trabajadores e intelectuales, entre quienes no falta -desde luego- nuestro indomable poeta preparándole un "caluroso" recibimiento. La comitiva de Nixon, efectivamente, no tarda en deshidratarse al llegar al Parque Universitario, pues los termómetros marcan cuarenta grados de repulsa. Al momento que Valcárcel arenga para el cierrapuertas de la Casona, Nixon trató de caminar por el Parque Universitario, escuchando asustado la repulsa popular; le caer un escupitajo en el rostro y su brigada de seguridad se lo lleva en retirada. La noticia y las fotos dieron la vuelta al mundo. Un día después el influyente diario "New York Timé' informa del bochornoso suceso y con una fotografía del poeta en portada, se sindica como su principal instigador. Nunca una "calumnia" sería mejor bienvenida por él. Agradeciendo de antemano la difusión de su rolliza humanidad -tenía sobrepeso- aclarará que, lamentablemente, se trataba de un honor inmerecido.

El PCP
Su incorporación al Partido Comunista Peruano se produjo al poco tiempo, tratando de encontrar una línea de equilibrio entre “los viejos líderes” –conformado por Raúl Acosta, Jorge del Prado y otros- y los “jóvenes” que trataban de imponer una línea más radical frente al gobierno oligárquico de Manuel Prado, apoyado por el APRA, el cual estaba conformado por Héctor Béjar (a quien Gustavo había conocido recientemente en Panamá y le causó una buena impresión por su cultura y formación política), Julio Dagnino, Miguel Tauro, Félix Árias Schereiber, entre otros líderes universitarios y sindicales. Con Violeta integra primero la célula “Julius Fucik” y cuando se mudaron a la casa de Los Tacones 2249, fundaron la célula “Unidad” con la cual se identificaron por siempre.

Sus recitales por el Perú
Animado por conocer al Perú de adentro, Gustavo parte con Violeta, junto con los poetas Alejandro Romualdo Valle, Juan Gonzalo Rose, Germán Carnero Saldarriaga y otros entusiastas, en un periplo terrestre en carro alquilado a un amigo, por la sierra central.

El recibimiento en Yauli fue apoteósico según recuerda Violeta y testimonian las fotografías que conserva. El Alcalde, regidores, autoridades públicas, alumnos, profesores, dirigentes de la comunidad campesina y pobladores, se dieron cita en la Plaza de Armas para escuchar el recital del poeta Valcárcel y de sus acompañantes. El periplo también comprendió Huancayo y otras localidades. Éxito total.

Luego de este satisfactorio recorrido, partieron para el sur, comenzando por Arequipa, Puno y –luego- Cusco, con escalas en los poblados intermedios. Violeta recuerda que no en todos los sitios al recibimiento fue cálido. El grupo de vates paró en la ciudad de Juliaca y a alguien se le ocurrió organizar de inmediato el recital en uno de los cines de la localidad, cuya función vespertina acababa de comenzar. Prendieron las luces, el moderador anunció a los poetas y cuando “Gonzalito” Rose empezó a recitar se armó una pifia estruendosa, con lanzamiento de botellas y otros objetos contundentes. ¡Claro! El público había pagado por ver el estreno de su película favorita y no a escuchar a unos desconocidos y aburridos poetas llegados de la capital. La retirada fue por bambalinas, metáforas en brazo y a toda carrera. ¡Dios salve a Euterpe, musa de la poesía!

1958
Titánica labor editorial
Incursiona por su cuenta y riesgo en el quehacer editorial. Crea la pequeña pero combativa "Editora Perú Nuevo', de la cual en parte de tinta nacerá una precoz criatura: el quincenario "Perú Popular'. Desde sus páginas Valcárcel monta una solitaria campaña que cuelga en la vitrina de honor de los anales del periodismo. Demandará una excarcelación inmediata de Alfredo Tello y Héctor Pretell, dos apristas injustamente acusados de asesinato a Graña Garland, propietario del diario La Prensa. Ellos habían sido olvidados durante doce años en la Penitenciaría de Lima (hoy Hotel Sheraton). Si bien "Perú Popular' no logra vencer las barreras comerciales de otros impresos, se enorgulleció por lograr la emancipación de las mencionadas víctimas.

El círculo de amistades cercanas
Las casas y departamentos que ocuparon los Valcárcel en los años posteriores estuvieron siempre concurridas por poetas, intelectuales, periodistas, estudiantes y obreros, visitantes del interior y del extranjero. De los más cercanos, que grabaron huella en los hijos, podemos mencionar a los inseparables Javier Heraud, César Calvo, Reinaldo Naranjo y Arturo Corcuera; también los “desterrados”, como Juan Chang, Teodoro Azpilcueta, Luis de la Puente, Jacobo Hurwits, Agusto Chávez Bedoya, Gonzalo Rose, Genaro Carnero con Maruja Roqué y Manuel Scorza. Al círculo de nuevas amistades se fueron incorporando Héctor Cordero, Héctor Béjar, Raúl Acosta, Jorge del Prado, Félix Árias-Schereiber con Lea Barba, Gustavo Espinoza y su esposa Ester Ramos, Miguel Tauro y otros miembros del PCP; de los intelectuales resaltan Francisco Bendezú, Washington Delgado, Alejandro Romualdo Valle, Alberto Hidalgo (poeta del pueblo), el pintor Teodoro Núñez Ureta, el “Cholo” Nieto, los hermanos Luis y Santiago Zapata, Alfonso Barrantes Lingán, Alaín Elías, Sixto Miguel, Genaro Ledesma, Laura Caller, Carlos y “Catito” Franco, Ángel Castro Lavarello, Pancho Izquierdo, Vital Escapa, el “Supercholo”, el gordo “Carlitos”, el flaco “Lelo”, el flaco “Ríos”, Adriana Palomino, Etna Velarde, Max Hernández. Volvieron las antiguas amistades de los ´40, como Ricardo Tello y su esposa Betty, Willy Carnero, Gonzalo Morante, etc. La lista es muy grande, pero mayor será la de los omitidos que habrán de resentirse.

1959
Libros y más libros
Prosigue su tarea editorial. Las obras de González Prada, Chocano y Shakespeare, entre muchas otras, son impresas en ediciones a precios populares. La biografía precursora de César Vallejo, escrita por el español Luis Monguió, fue también otra medalla de oro de "Editora Perú Nuevo". Es el evangelio del conocimiento, la redención de la palabra escrita divulgada por el poeta "para que los que tengan ojos lean." Intelectual del pueblo, hacedor de libros como es, Valcárcel mismo llega a venderlos, para lo cual recorre por ejemplo las grandes unidades escolares de la capital, acompañado de indesmallables amigos como Alfonso Barrantes, Ricardo Tello, Julio Dagnino y los hermanos Zapata (Luis y Santiago), con quienes compartió el sudor, las lágrimas y el pan de cada visita promocional y, luego, la difícil cobranza en colegios nocturnos. El poeta no fue un cómodo creador literario, supo afrontar las realidades de un mundo capitalista, donde la competitividad y la audacia son ejes del éxito material.

1960
Su pluma es fecunda
Su bibliografía crece con la publicación sucesiva de varias obras. Un año antes ya había salido 5 poemas sin fin. Luego, recién para 1960, se edita la primera de las dos antologías poéticas elaboradas a lo largo de tan larga trayectoria, como fue la suya. Esa primera antología aparece con el nombre de Sus mejores Poemas. Enseguida vinieron dos tomos de ensayos: Artículos Literarios y Ensayos, propiamente. Hacia el final de año le toca el turno a El Amanecer Latente, un drama teatral en tres actos, cuyo personaje principal es Túpac Amaru. A pesar de la exigente demanda actora! y temática singular de esta obra, no tuvo impedimentos para ser presentada en Puno. También la platea boliviana le abrió su telón en dos ciudades: La Paz y Santa Cruz.

El centro literario y político de “Los Tacones”
Se instalan en la casa Los Tacones Nº 2249, interior C, en la Urbanización San Eugenio, del Distrito de Lince, a unos metro de la Gran Unidad Escolar “Melitón Carvajal”, donde estudiaron los 3 hermanos varones. En esta casa estuvieron más de 20 años hasta que los desalojaron a la fuerza por oscuras transacciones en el Poder Judicial. Sin embargo, durante ese largo período transcurrieron acontecimiento memorables que abajo describiremos.

Con suma frecuencia se reunían los intelectuales progresistas de Lima y gente que venía del interior del país, como el recordado poeta arequipeño Gonzalo Morante, los cusqueño Luis “Cholo” Nieto y Ángel Avendaño; o Winston Orrillo con su esposa chiclayana Carmen Puga. También fue punto de encuentro con personalidades del extranjero y representantes del mundo socialista. A ellas se sumaban conocidos personajes de la izquierda peruana: Jorge del Prado, Raúl Acosta, “Pablo”, Gustavo Espinoza, Alfonso Barrantes Lingán, Genaro Carnero Checa, Ángel Castro Lavarello, los candidatos a guerrilleros: Alaín Elías, Héctor Béjar, Javier Heraund, los hermanos Santiago y Luis Zapata Bodero, etc., quienes coordinaron sus viajes con Violeta.

Los hijos aprovechaban las oportunidades para traer a sus mejores amigos, quienes quedaban deslumbrados y contagiados de las tertulias literarias y políticas que allí se armaban.

1962
Director de medios izquierdistas
Siendo director del periódico Frente, del Frente de Liberación Nacional, el PCP le encarga dirigir Unidad, el medio periodístico oficial de los comunistas en el Perú. Lo hará únicamente por dos años, hasta poco después del golpe militar de 1963, durante el cual sus oficinas son saqueadas, lo que obliga a reaparecer desde la clandestinidad. Aquí es preciso apuntar lo siguiente. Si bien hoy en día resulta aprobada la figura del poeta guerrillero Javier Heraud por una cómoda unanimidad, fue Valcárcel como director de Unidad el primero en rendirle tributo a toda portada. Pero su audacia fue un paso más allá. No obstante la vigencia del ominoso artículo 53 de la Constitución, que proscribía de nuestro medio a los partidos políticos de origen internacional como era el comunista, Valcárcel rotula temerariamente debajo del nombre del periódico: "Órgano del Partido Comunista...". Sin duda, ciertas cosas no parecen estar reservadas ni siquiera al músculo de los valientes, sino a la mente "extraviada" de ciertos poetas, ajenos por completo a los yunques con que en este mundo se atormenta.

Viaja a los países socialistas
Asiste al V Congreso de la Organización Internacional de Periodistas en Budapest (Hungría), ocasión que no desaprovecha para conocer la China maoísta y por supuesto, la Unión Soviética. Será otro de los momentos más inolvidables de su vida. Luego de miles de kilómetros llega hacia la medianoche a Moscú e instalado en un hotel lo elevan las notas de "La Internacional', el himno del comunismo mundial. De inmediato debe usar un pañuelo para reprimir las lágrimas que involuntariamente inundan sus ojos. Emocionado, sale al balcón como si estuviera en la cumbre del Everest, contempla anonadado desde las alturas a la capital del socialismo mundial "iluminada de luces y futuro”. Entonces coge una de las tantas hoces y martillos que cuelgan del firmamento y esculpe con ellas una carta: Violeta, no hemos luchado en vano. He visto hecho realidad a todos nuestros sueños. (21).

1963
5 horas con Fidel en Cuba
Es invitado a Cuba para asistir a las celebraciones del segundo aniversario de su histórica revolución. Allí reencuentra a Fidel Castro con quien conversa cinco horas la madrugada de un día nunca borrado. Si las hirsutas barbas de Fidel equivalen al pellejo mismo de su magnética personalidad, no lo es menos e! endecasílabo mostacho de nuestro inspirado vate. Debemos asumir entonces que este par de camaradas, conocidos años atrás en México, tendrían un vínculo acaso mayor a la coincidencia ideológica. Valcárcel canta a ese faro literario en que se convirtió Cuba y de las notas de tal himno emerge un libro publicado con el rotundo título de ¡Cuba sí, yanquis no!. La obra, aparecida meses después de iniciado el bloqueo estadounidense a Cuba, recoge a modo de tríptico una conferencia suya, el drama Patria o Muerte y un conjunto de poemas, Verso en armas. El poeta volverá a la isla casi veinte años después, para 1981, s¡ bien lo hará como jurado del muy prestigioso concurso "Casa de las Américas". Resulta obvio decir que verá siempre en este país el futuro de éxitos sociales negado tanto tiempo a su patria.

(...)
Hasta que cierto día, en madrugada,
se vistió Cuba de varón entero
y el rocío rodó Sierra Maestra
y amaneció estudiante guerrillero.
(...) (22).

Dos libros sobre la URSS
Fruto de su periplo en la Unión Soviética redacta un libro de crónicas de viaje titulado Reportaje al futuro. Valcárcel se enaltecerá con el honor que le cupo al escribir Jorge del Prado, Secretario General de su partido, el colofón de la obra. Cuatro años más tarde en 1967 aparecerá una segunda parte: URSS. Medio siglo de Revolución Invencible. Nuestro poeta llegó con el tiempo a ser un profundo conocedor de la teoría marxista y de la realidad soviética. En total recorrerá este país en seis oportunidades a lo largo de once años, debiendo evadir durante las primeras travesías la fóbica prohibición que existía para viajar a los países de la órbita socialista. Pensando que ya no regresaría más, se despedirá diciendo:

Es hora de partir, Moscú quién lo diría, (...)

Yo me voy al otro extremo del planeta
a hacer el comunismo con el alma de mis manos
piedra sobre piedra
obrero tras obrero
puño junto a puño
hasta que un día, al fin,
nuestra América amanezca
entre el alba y su estandarte rojo (23).
(...)

Premonición poética
Días antes a este poema, Gustavo –desde Moscú- le escribe el 24 de octubre de 1963 a su primogénito y homónimo, con motivo del cumplimiento de sus 18 años, unos versos premonitorios:

Mástil de todas mis banderas, hijo,
te busco hoy de corazón por todo el mundo,
te llamo roncamente, letra junto a letra,
y te hallo aquí, enfrente, al lado mío,
encima del calor del universo,
delante de la dicha y sus brigadas
de espaldas al dolor en retroceso (24).

(Escrito en Moscú. El subrayado es nuestro)

Efectivamente, dos años más tarde su hijo obtuvo una beca integral para estudiar en la Universidad Amistad de los Pueblos “Patricio Lumumba”, en donde se graduó en 1971 con el título de Master en Ciencias Químicas. Todas sus actividades personales y profesionales las desarrolló en el Perú, pudiendo haberse quedado en el extranjero con grandes expectativas económicas.

Reencuentro con Belaúnde
Gustavo Valcárcel se reencuentra con Fernando Belaúnde siendo ahora éste candidato a la presidencia. Si toda su vida estuvo anudada estrechamente a los sucesos que moldearon la historia peruana del siglo XX, quizás en ningún momento estuvo más de cerca de protagonizarla como ahora. La dirigencia del partido le asigna entrevistarse con Belaúnde para negociar el eventual apoyo de los comunistas a cambio que aquél se comprometa a cumplir una plataforma de cinco puntos. Tras apretarse las manos los personajes cerraban simbólicamente un pacto político y el futuro inmediato del Perú. El PCP le dio los votos necesarios para su ajustado triunfo. Pero en lo concerniente a Belaúnde, al decir del propio poeta, burló los compromisos electorales. Y no contento con ello, sus actos de gobierno fueron de tan antisocial factura, que terminaron cambiando el parloteado eslogan de El Perú como doctrina en El Perú como letrina.

1965
Un encargo del “Che” Guevara
Luego de una ardua investigación que lo llevó leerse durante dos años a los cronistas del incanato, rumiando su primitivo castellano, concluye Perú: Mural de un Pueblo. La historia de los incas es revisada por Valcárcel en este libro, al galope del materialismo histórico. Precisamente el subtítulo: Apuntes marxistas sobre el Perú Prehispánico, advierte al lector estar ante una obra fundacional en la historiografía peruana. Será uno de los primeros intentos para explicar orgánicamente nuestro pasado prehispánico desde el prisma revelador del marxismo. Esta única obra de historia de Valcárcel tiene también su propia historia. Nace de un proyecto editorial a pedido de "El Che" Guevara, cuyo objetivo consiste en elaborar monografías acerca de los procesos históricos dentro de Latinoamérica. Del Perú responde nuestro escritor, debiendo narrar desde su origen hasta los hechos recientes. Poeta sensible, no tenía forma de saber que al volver los ojos hacia el período incaico, olvidando toda la perspectiva, iba a quedarse irresistiblemente atrapado entre piedras milenarias auscultando cada grano de su tiempo. Surgen –tiempo después- el poema Canción de amor para la papa y el ensayo Biografía y Leyenda sobre la papa.

Medallas a los Valcárcel en el Kremlin
En la Unión Soviética se yergue un puño victorioso que conmemora el vigésimo aniversario de la derrota del fascismo. Cuando Valcárcel despertaría de su ensueño ante la majestuosidad del Kremlin y sus muros encementados de historia, apenas podrá percatarse que él mismo en carne y hueso estaba allí y no sólo como simple espectador, sino para ser condecorado. Quizás estaría viendo el paso del Ejército Rojo hacia la gloria mientras el presidente del Presidium del Soviet Supremo de la URSS, Anastas Mikoyán, le entregaba la medalla conmemorativa de tan magno evento. Y tal vez luego de estrecharla sobre el pecho se sabría convertido en un miliciano más de ese legendario ejército liberador. Violeta también está allí para ser condecorada. Y, codo a codo, recibe la distinción nada menos que al lado de la española Dolores Ibárruri, "La Pasionaria". Nuestro querido poeta estaba apenas a la mitad de su vida, pero luego de ese bálsamo de dicha, no necesitaría vivir la otra mitad para quedarse total y completamente en paz.

En los campos de concentración nazi
Si de la rosa a la espina sólo hay un palmo, pues la vida intensa del poeta salvaba en un parpadeo ambos extremos. De la Unión Soviética llega con Violeta a Polonia y desde allí, cuesta abajo, rueda hasta una tierra hundida en cráter por el peso del espanto. Es el campo de concentración de Auschwitz convertido como museo de sitio luego de la Segunda Guerra Mundial. Valcárcel recorrerá la barbarie nazi empinado sobre un suspiro. Taladrado, escurre su alma y goteará anegada en charco La Canción nunca soñada. Este poema constituye un pilar de su edificio poético, siendo el otro Carta a Violeta. Agónico, infinito, es la astilla que restriega el ojo, el contemplativo ojo de Dios. Tartamudearán los elementos cuando el poeta diga:

(...)
Quémame los dedos, muerte
los ojos con carbones encendidos
mientras divido mi alma desbordada
para abarcar los cuatro millones de tu nombre
las siete montañas de tu cifra
donde siembro una aurora en tu homenaje,
Auschwitz (*) de muerte,
sombra perpetua de los siglos (25).

(*) El nombre actual es Osweicin.

1966
J. Palevsky moviliza a la policía
El poeta y su familia están instalados ya desde hace algún tiempo en su recordada casa de la calle "Los Tacones" N° 2249 "C". Es un punto de reunión donde intelectuales y revolucionarios acurrucan sus ideales por un nuevo Perú. De hecho no sería exagerado afirmar que lo más selecto de ese febril grupo inexorablemente pisaría alguna vez dos sitios. Uno de ellos será el cementerio: el otro, la casa de Violeta y Gustavo. A ella acudió, por ejemplo, cierto día de este año, un jerarca del comunismo mundial, Justas Palevskis, a la sazón Presidente del Soviet Supremo de las Nacionalidades de la URSS. Palevskis usará el precario teléfono (22-5890) de la familia para comunicarse al otro lado del planeta con el lejano Kremlin. Instantes después la versátil casa de Lince era minuciosamente vigilada por agentes de seguridad. Como resultado de todo esto, se hicieron evidente dos cosas: primero que la intrigante llamada en ruso había sido interceptada y, segundo, en lo que respecta a esta historia, que incluso hasta ciertos gendarmes de la represión no pisarían únicamente el cementerio, se habían dado el lujo de conocer y pernoctar en las inmediaciones del parquecito y la casa... ¡Poeta inevitable de poesía y de escaramuzas políticas...!

1967
Vuelve la pluma revolucionaria
Dos años después de haberse editado el poemario ¡Pido la palabra! de vanada temática, Valcárcel retoma la vena poética con Poesía Extremista. Están humeantes aún las balas que asesinaron a los guerrilleros del grupo insurgente de 1965. A ellos ofrenda las granadas de sus versos y metáforas de todo calibre. El poeta cantará a Luis de la Puente Uceda, Javier Heraud, Luis Zapata, Guillermo Lobatón, Edgardo Tello y su canto erige un mausoleo donde yacen desde entonces sus huesos insepultos.

En la “Advertencia”, a manera de preámbulo, Valcárcel zanja claramente su posición:

(...) Trátase, antes que nada, de un homenaje al que me sentí obligadísimo como hombre y revolucionario, como peruano y como amigo entrañable de los gloriosos guerrilleros. (...)

Quiero dedicar los poemas que aquí siguen a las esposas, madres, novias y hermanas de los egregios caídos; también a Héctor Béjar y Hugo Blanco, ambos en prisión, y, en la persona de ellos, a todos los presos político-sociales del Perú de 1967. (26).

De Javier Heraud dirá por ejemplo:

Javier sin elegías te diré
la muerte ha llevado tu vida a todas partes
curioso ¿verdad? pero hoy estás
metido en el Perú hasta el cogollo
y ya nadie podrá volver asesinarte (27).

El poema a Luis de la Puente, su entrañable amigo desde el encuentro casual en el avión de Guatemala a México (1953), concluye así:

Guerrilleros, ¡silencio!
su sombra nos saluda
digámosle al caído todos juntos:
de la Puente inmortal
para ti la vida ha comenzado en el Perú (28).

1968
El golpe de Velasco
Velasco Alvarado derroca a Belaúnde por la escandalosa corrupción que excretó por todos los poros del gobierno, inaugurando así un período de gestión militar que intenta plasmar la revolución social en su Perú, engañado por 4 siglos de esperanzas quebrantadas. A pesar que su línea nacionalista no coincidía completamente con el marxismo del poeta, éste igual llegará a considerarlo como el mejor presidente peruano de la centuria pasada. Lo tendrá en muy alta estima por las expropiaciones petroleras con que desafió al imperialismo yanqui y sus profundas reformas sociales. Dicho aprecio político tuvo un discurrir paralelo a otro más personal, fruto de una feliz coincidencia. Juan Velasco y Gustavo Valcárcel Velasco eran primos. (La madre de éste y el padre de aquél fueron hermanos) A contrapelo de tan propicias circunstancias nuestro poeta, pulquérrimo ante todo, no hizo trascender su parentesco ni tampoco se relacionó con su ilustre primo mientras estuvo en el poder. Valcárcel, un Adán del páramo político, supo mantener prudente distancia y comer del fruto prohibido sin pervertirse; es decir, apoyando todas las medidas que favorecieran al pueblo peruano, sin ser miembro del aparato estatal.

1969
La Agencia de Prensa Nóvosti
La Agencia de Prensa Nóvosti (APN) de la URSS, nombra como sus corresponsales en el Perú a Gustavo Valcárcel y Violeta Carnero Hoke. Hasta entonces cualquier participación de la URSS dentro de nuestro país siempre estuvo prohibida dado que a los anteriores gobernantes se les enroscaba la banda presidencial por el cuello de tan sólo imaginarse como anfitriones de cualquier país socialista. Tuvo que venir Velasco para vencer el macartismo y así el Perú empezaría a estrechar vínculos con la Patria de Lenin. Los esposos Valcárcel capitanearon, pues, tan flamante nave periodística, desde su viaje inaugural enrumbándola hacia el puerto de la solidaridad sin fronteras. Pronto se publica Panorama Internacional, revista dirigida por ambos durante doce años. Junto con ésta circula Ideas Leninistas, un suplemento teórico que expone el abecedario político de Lenin y su prédica revolucionaria. Creíble o no ¡oh pareja desbocada!, no tendrán reparos de difundirlo incluso por ministerios e institutos armados. Literalmente metían elefantes entre las piernas del adversario. Serán en suma los años dorados para ellos, de frenética actividad que llevará a relacionarlos con todo aquél detentador de un nombre propio en el campo político, cultural y artístico.

1970
Condecoraciones especiales
Próximo a cumplir medio siglo de existencia, Gustavo Valcárcel es premiado nuevamente por la Unión Soviética. En este segundo reconocimiento se le otorga la "Medalla de Lenin", uno de los más importante distintivo acuñado desde los jardines de la cuna del socialismo. Tres años más tarde, hacia 1973, la República Federal Alemana hizo lo propio, colocándole la presea "Karl Marx". Mientras Valcárcel cosecha estos triunfos fuera, aquí en su propio país se oye un enmudecimiento políglota. Debemos esperar recién hasta 1986, a sólo seis años antes de su viaje final, para que la Municipalidad de Lima Metropolitana, siendo alcalde Alfonso Barrantes, le extienda la "Medalla Cívica de la Ciudad".

1975
Canto a Chile antifascista
Pone a restañar sus heridas al tiempo, luego de la avalancha fascista que se ensaña en Chile contra el gobierno revolucionario de Salvador Allende. Una vez cicatrizado cual ave Fénix el poeta resurge y rasgando la mortaja extendida a lo largo del sureño país, aleteará desde el cosmos los versos de su Pentagrama de Chile antifascista. En forma simultánea editan este poemario en Cuba -por cuenta de Casa de las Américas- y en la URSS, donde la prestigiosa revista Literatura Extranjera de Moscú, con un tiraje de 600 mil ejemplares, lo reproduce de principio a fin. Del ruso se traducirá después al ucraniano y a las principales lenguas del multinacional pueblo soviético. El Pentagrama testimonia: La muerte ha llegado a Chile a culatazos y fraguan sus páginas ese epitafio que algún día se leerá al pie de la fosa del perverso dictador Augusto Pinochet: La eme más eme del vil abecedario.

Cargado de dolor por las matanzas, la represión contra el pueblo progresista chileno, así como por la prisión de su amigo Luis Corvalán, Secretario General del Partido Comunista de Chile, y de las restricciones al poeta universal Pablo Neruda; en setiembre de 1975 elabora un enardecido poemario denunciando el golpe fascista de Pinochet y solidarizándose con los hermanos del sur en su lucha por la liberación de su pueblo.

El estadio es mundo aparte, planeta
de rojos sueños triturados
pedestal de la muerte en anticipo
coliseo de la angustia en graderías.

Ya empiezan a cantar los dos muñones
de Víctor Jara, el trotamuertes,
ruiseñor decapitado
el mudo más sonoro de estos años.
Escuchémosle un tanto, camaradas...
ha llegado a Chile la muerte a culatazos. (29)

1978
Donación a la guerrilla salvadoreña
Recibe del Instituto Nacional de Cultura (INC) la propuesta para publicar una antología de su obra poética: La Canción Nunca Soñada. Resulta ser un título muy bien elegido por Valcárcel, pues de pronto sus cantos empezaron a dormir el sueño de los justos. Ocurrió que algunos cambios administrativos en el INC fueron postergando la ejecución del contrato y todas las demandas de su cumplimiento se deslizaron por un empinado tobogán tinterillero, al final del cual aterrizaron empozadas dentro de un embudo. Los jueces sancionaron los reclamos del poeta, otorgándole 50 mil soles de reparación civil, cantidad ofrecida en la época. Inédito y burlado, se sacudió del polvo de tan innombrable afrenta, donando dicha suma a la guerrilla salvadoreña. Y de lo que literalmente fue una fábula sembrada en su camino por los hados comprobará la proclividad canina de algunos jueces y, moraleja de poeta precavido, dejaría de subestimar a los perros.

1979
Accidente automovilístico y hospitales
Es atropellado en un accidente de tránsito cerca de su casa. Quizá nuestro vate eligió un mal momento para visitar su trajinado limbo poético mientras intentaba llegar a la otra acera... y entonces se oiría una aparatosa frenada. Como haya sido, lo cierto fue que terminó internado en un hospital. Maltrecho, pero a salvo, al cabo de un tiempo con la orden de alta le extendieron un certificado médico "de gran invalidez". A partir de entonces todos sus pasos son precedidos por un bastón, elevado éste a la categoría de personaje en la sucesiva iconografía valcarciana.

Su frágil salud, los problemas del alma arrinconada desde la niñez, los continuos escapes con Baco que hacían peligrar su integridad física y causar daño psicológico, lo llevaron muchas veces a internarse en centros de salud para su recuperación (voluntariamente o resistiéndose a una nueva forma de encierro). Esta amarga experiencia es recogida parcialmente en Prontuario de hospital, estremecedor poemario que llevó a la familia a redoblar los cuidados de su alma. Extraemos de allí:

(...)
por qué la punta del odio me ha escogido
para que sangre a solas con mis versos
amarrado a la pata de un camastro
en una catacumba de hospital.
(...) (30).

Si el internado siendo niño fue ese punto inicial de un pavoroso periodo carcelario que lo arrastró a más de una prisión, Valcárcel hallará en su existencia como paciente del hospital, la prolongación del encierro dentro de una celda sin barrotes, cruel cadena perpetua sentenciada hasta sus postreros días.

Renuncia a la APN
Gustavo renuncia a la APN y a la Dirección de la Revista Panorama internacional por su discapacidad física definitiva, llegándole el otoño a su vida. Aquí termina, virtualmente, la faceta pública del poeta. En adelante será sedentario y pronto las agendas, antes sobrecargadas de compromisos, tendrán un amplio espacio para registrar la venida del tercer sábado de cada mes, su nuevo eje vital. Ese día marchará desvalido a cobrar una exigua pensión, alineando pobrezas con otros jubilados como él. Tan sublevante trance lo lleva a reparar mordazmente:

Que el buen Dante Alighieri no situó a la Seguridad Social en el infierno de su "Divina Comedia", sencillamente porque su papacito nunca lo aseguró. (5).

Valcárcel envejece. El espejo le devuelve un garabato de arrugas. La espalda se encorva en una parábola. Se encanece su cabello de un cocacho. Le ha llegado la hora del reposo al guerrero, al combatiente petardista, a luchador en las mazmorras, al vate, al periodista y cronista, al hombre que creyó en el cambio revolucionario del Perú y se quedó anonadado cuando el muro de Berlín se vino a bajo junto con el socialismo desbarrancado por la "perestroika". "El socialismo regresará remozado de experiencias", aseguró más de una vez, tratando de consolar su incomprensión a tan semejante holocausto ideológico, a sus 50 años de empuje social y latente revolución.

Violeta con todas sus facultades productivas a toda marcha, estaba en capacidad de continuar con la dirección de la revista y de su suplemento, pues contaba con un buen equipo de apoyo. Así se lo pidieron los funcionarios soviéticas de la APN, muchos intelectuales peruanos y sus propios hijos. Ella evaluó con el corazón de madre-esposa de Gustavo y decidió destinar toda su capacidad al cuidado del poeta y combatiente escritor, a sabiendas de que la labor sería ardua, sacrificada, no siempre reconocida y sumamente ingrata cuando el vate ingresaba al mundo de las alucinaciones etéreas y espiritosas. Ella también renuncia a la APN y regresa al conocido mundo de los desocupados con un pequeña pensión.

1981
Juicio para desalojarlo de la casa
Sufriente como está, empieza a padecer un nuevo calvario personal. La ya famosa casa de Los Tacones en Lince donde vivió por más de veinte años como arrendatario, fue vendida sin previo aviso a un tercero. Esta transacción, era completamente nula, pues la ley reservaba prioridad de compra al inquilino, derecho arrebatado a los esposos Valcárcel, no obstante haber tenido interés de adquirir el inmueble con anterioridad a la subrepticia venta. Con un pie en la calle y otra en la esperanza casi derrotada, el poeta opone una estoica batalla legal. Para desconsuelo suyo los magistrados del caso demuestran saber tanto de derecho como de las obras de Kafka y terminan empapelándolo con los cuarenta expedientes de Alibabá, según todo parece indicar. El juicio se fue con él a la cama y tras amanecer lo acompaña hasta llegada la hora de dormir. Así transcurrirán los siguientes ocho años de su insomne vida, recordando a la sazón unos versos suyos que le sabrían cruelmente profetices:

El insomnio es una cuerda de nudo corredizo y alma ciega, atada al cuello permanentemente. El insomnio es la entrada principal del desconsuelo... Pobre de mí, ya escucho en la nuca sus pisadas.

Los justos nunca duermen y esa es mi ambición. Con veinte dedos en el cuerpo, jamás he podido prenderme de la dicha. (31).

1982
Crónicas de la revolución de Trujillo
Con motivo del 50º aniversario de la conocida “Revolución de Trujillo”, Valcárcel recuerda los relatos verbales y escritos de Agustín Cucho Haya de La Torre (en el año de 1942, cuando compartían celda en la cárcel) y unos manuscrito que le entregó Víctor Raúl Haya de La Torre en la época que se desempeñaba como secretario literario (1945-1948). A pesar de su distanciamiento político con el APRA, siente el compromiso moral de escribir los relatos de Cucho, para: 1) Difundir ese importantísimo movimiento social acaecido en 1932, 2) Rescatar las figuras del “Búfalo” Barreto y Agustín Haya de La Torre, 3) Dar a conocer el comportamiento difuso de la dirigencia aprista y 4) Interpretar dialécticamente este fenómeno histórico.

Se enfrasca en una seria recopilación bibliográfica, la cual arroja como resultado al ensayo Crónicas de la revolución de Trujillo, que fue publicado este año, casi en su totalidad, por el Diario Marka que el mismo 7 de julio del 1982 (50 aniversario) publicó un Editorial con un enfoque progresista del suceso histórico; también incluyó una importante recopilación fotográfica. El diario estaba bajo la dirección de Sinesio López Jarama; en la Jefatura de Redacción se ubicaba José María Salcedo; como Jefe de Editorial: Carlos Iván Degregori y como editorialistas figuraban: Santiago Pedraglio, Jaime Figueroa Vascones y Javier Mujica. Tres años más tarde el diario La República (dirigida por Gustavo Mohme Llona) reedita en columnas gran parte de la historia.

De esta forma el poeta siente cumplida su promesa de dar a conocer los verdaderos relatos de hechos que han sido distorsionados o silenciados a drede, para que no cunda el derecho de protesta en armas que tiene el pueblo cuando son pisoteados sus intereses.

Con ocasión del pasado 75ª aniversario del levantamiento del 7 de julio de 1932 )2007) en la ciudad de Trujillo, Violeta –la esposa- y el hijo mayor, se enfrascaron en la titánica labor de editar esta crónica en un libro, previo hallazgo de un filántropo o una empresa editora; pero, ni uno, ni otro se pudo encontrar. Sólo en marzo del 2008 pueden publicar 50 ejemplares con sus escasos recursos y apoyo solidario.

1983
Partitura para poemario
Ni bien termina de publicarse su extensa saga periodística sobre la Revolución de Trujillo, recibe una misiva que literalmente será música para sus oídos. La compositora rusa Sanata Kivirova, habiéndose estremecido con Pentagrama de Chile Antifascista, obra poética de Valcárcel, se propuso la férrea tarea de musicalizarla. Y hecho esto, luego de un tiempo, epístolarmente pone al tanto a su inspirador del fruto que ayudara a germinar con semillas de poesía. Se trata de Canto Coral a Chile, una sinfonía aplaudida con el segundo premio del riguroso concurso del Conservatorio de Chaikovsky de Moscú. El público limeño no puede sustraerse a tan caro arte, y para dicho propósito la ANEA acoge en su auditorio ese intercambio acústico, entre versos y notas musicales. Aquella célebre noche de la audición irían descolgándose uno a uno los tonos hasta aterrizar en nostalgia mística, apagada la cual los poemas del Pentagrama se deshojarían en imágenes, tal sería la magia del verso valcarciano cabalgando a horcajadas de corcheas.

1986
Asiste a “Toda la poesía casi toda”
Después de innumerables recitales alrededor del país a todo lo largo y ancho de su vida, Gustavo Valcárcel se presenta por última vez al público para obsequiarles ramilletes de su canto. Fue con motivo del recital "Toda la poesía casi toda", que desde meses atrás venía aglutinando a los más representativos vates de nuestro país. Reservado para el final cerró ese singular certamen poético; señal inequívoca de la gran estima que despertaba su producción literaria. Para mucha gente Valcárcel fue durante estos años el poeta vivo más importante del Perú. Lejos de ser unánime este reconocimiento de su hegemonía en las letras peruanas, alternó con una corriente que pretendería menospreciarlo. Era el temor hacia un escritor peligroso para la sobrevivencia del sistema como sostendría sin ambages Valcárcel mismo.

1987
Recibe pensión vitalicia mínima
Por iniciativa del senador Luis Nieto, el Estado otorga a Gustavo Valcárcel una pensión vitalicia en reconocimiento de sus servicios prestados a la nación. No obstante esta loable, voluntad, la sabihonda computadora burocrática le calcula un rosario de sueldos mínimos que más bien lo tentaron a invocar al Altísimo antes de pensar en intercambiarlos mundanamente. De cualquier modo una fraternal cadena se extiende alrededor de la figura señera del poeta. Javier Diez Canseco, Jorge de! Prado y Genaro Ledesma, entre tantísimos otros, anduvieron sobre los puños, porfiados y alertas.

Solidaridad ante su inminente desalojo
El desalojo que amenazaba con expulsarlo de su casa llevó al gobierno aprista de Alan García a intentar expropiarla (*). Pero en nuestro empobrecido país las arcas fiscales sólo guardan puñados de monedas donde las arañas han tendido sus hamacas. Para romper el impasse, Valcárcel en un conmovedor SOS ofrece, incluso, la donación de su copiosa biblioteca, además de fotografías, cuadros, ceramios, entre otros enseres, de tal modo que póstumamente el inmueble sea convertido en museo. Mas todo en vano. Los sucesivos decretos refrendados con el transcurso del tiempo otorgándole vivienda propia, fueron sólo espectros de una marcha que al poeta le recordaría esa otra de años atrás, a bordo de un barco cuando era forzado a abandonar el país. Fatalidad del destino, el apátrida Valcárcel estaba siendo conducido a un segundo destierro fuera de sí mismo.

(*) En una carta personal el Presidente Alan García, impotente por solucionar pronto el problema de vivienda, le escribe al poeta: encierre en un verso a los jueces.

1988
Salud resquebrajada
La salud del poeta desmejora en caída libre. Lo aqueja un severo enfisema y el aire sopla en dirección contraria a sus pulmones. Esta enfermedad provocará su muerte pocos años después y en vista que es incurable, además de progresiva, no le parecerá extraño desde ese momento despertar cotidianamente con la guadaña de la parca apuntándole cerca del rostro. Los médicos sugieren el traslado de tan ilustre paciente a un clima benigno y la Ministra de Educación Mercedes Cabanillas, gestiona entonces una estadía en la Colonia Vacacional de Huampaní. Aquí dicho retiro sanitario acoge una penosa decisión suya. Ya no escribirá más poesía pues estima concluido su ciclo poético, convalidando con ello esa desconcertante idea de que incluso, tan ultraterreno don también envejece. La hoja en blanco delante de su pluma y un puño crispado e impotente, fue el último amago de verso al filo de una medianoche valcarciana en Chaclacayo.

Reconocimiento al periodista Valcárcel
La Federación de Periodistas le entrega un diploma por servicios prestados. Cuatro décadas atrás en 1951 había sido miembro fundador del gremio, junto con Genaro Carnero Checa. El reconocimiento será propicio para ponderar además de la faceta sindical de Valcárcel su desempeño estrictamente profesional. No era para menos. Nuestro personaje ostenta una notable producción de artículos periodísticos cuyo número supera largamente los diez mil. En el extranjero darían la vuelta al mundo orbitando por el oriente desde la Unión Soviética y por el occidente desde México. Aquí en el Perú numerosos matutinos y revistas fueron portadores de colaboraciones suyas, enfocando un amplio abanico temático especialmente político y cultural. Entre tantas otras escribe por entregas la historia de la revolución Francesa, cuya colección completa se extiende durante varios meses. Valcárcel como hombre de prensa demuestra tener un estilo ágil y su cabal dominio del idioma lo hace zarandear las letras cual consagrado malabarista hasta que aterrizan enfrente de él en una sucesión de reglones vertebrados coherentes de belleza.

1989
Homenaje en el Teatro Municipal
Huésped del Parnaso peruano, lo visitará por última vez desde el escenario del Teatro Municipal. Allí el público de Lima concurre a un evento celebrado en su honor. No obstante las localidades pagadas hay gradería llena, algo insólito para nuestra subdesarrollada espiritualidad. Quebrado el silencio con la primera clarinada poética, desde lo alto un chorro de luz conduce la mirada de todos al centro del poeta rodeado como está de penumbra. En ese trono lumínico Valcárcel iniciará el canto con todos los decibeles de sus versos. Amador sobre la muerte solo, Navidad en el destierro, Elegía a Micaela Bastidas, Carta a Violeta, La Canción nunca soñada, entre otros poemas, fueron leídos sucesivamente por el poeta y algunos vates cómplices de esa noche irrepetible. Cuando los mortales que pululaban dentro del teatro rompieron aplaudir en cerrada ovación le llegarían en marejadas de eco un abrumador mensaje. Fue como si cada palmada, y las hubo por millones, cumplieran el vallejiano milagro de incorporar su cadáver vital, y tras besar la humanidad del primer hombre, tibiamente, se echara andar. El poeta huiría entonces, acaso rumbo al mar, a donde sus lágrimas puedan desbordarse sin fronteras.

El homenaje lo organizó la Universidad Nacional Mayor de San Marcos el 6 de julio, a las 7 pm, en el Teatro Municipal de Lima, donde intervinieron Winston Orrillo a nombre del Rector de la UNMSM Jorge Campos Rey de Castro; Alberto Tauro del Pino a nombre de la Comisión Organizadora, Presidente de la Asociación Cultural Peruano Soviética; Jorge del Prado, a nombre de Izquierda Unida y recitaron: César Calvo, Hudson Valdivia, Arturo Corcuera y Hernán Flores; con las presentaciones artísticas de Susana Baca, Cecilia Barraza, “Alturas” y “Tiempos Nuevos”.

Lo desalojaron de la casa
Los heraldos negros irrumpen a patadas ante las puertas de la morada del poeta y su musa, portando la orden de desalojo. Años de tensión acumulada, de no saber dónde sus huesos amanecerán al día siguiente han terminado crispando los nervios de la anciana pareja. Pese a su rebeldía largamente mantenida para enfrentarse al abuso, sólo anhelan ahora hallar tranquilidad en cualquier metro cuadrado del planeta. Empieza, entonces, la penosa mudanza y los recuerdos de más de treinta años atesorados en tan nostálgica casita, fueron amontonándose dentro de precarias cajas de cartón. Valcárcel, vejado por las autoridades del país al cual había ofrendado sangre, sudor y lágrimas, apura de un sorbo el cáliz que atravesaba y restaurado su talento escribe La Casi despedida, una obra maestra de la prosa poética. El texto, todo un himno a la desesperanza, merece ser reproducido en su integridad:

Mi barrio exhala poesía por todos sus costados. La morada donde vivimos quedó detenida entre Las Magnolias y Las Lilas nombres florales apegados al paso que marcó nuestra segunda primavera. En realidad,. trátase de un espacio de holgada geometría, tibia arquitectura y música sin fin, donde los latidos se acurrucan por las noches. Hace un mundo que en sus paredes titilan mis ensueños.

Voy a contarles que este amado sitio sabe pensar de noche su historia. Hombres célebres y humildes operarios, de punta a punta, la preñaron de hermosura. Los primeros guerrilleros del Perú entraron y salieron por sus puertas, con el corazón y el yelmo invulnerables. Hoy suspiran mis macetas por sus huesos, polvo en los Andes hacinados.

La Casa en que vivimos es el río más alto del confín. Por sus puertas van pasando muy juntos mis dos remos sin saber qué rumbo tomarán. (32).

N,E.: El último párrafo no aparece en la versión del libro citado, mas sí en el original,

Transitoriamente ese rumbo será la casa de Rosina, hija suya, anfitriona y adelantada heredera literaria.

1990
Cae el socialismo... ¡viva el socialismo!
La desintegración de la Unión Soviética y del campo socialista encuentra a Valcárcel con el rostro entre las manos, que no tardan en humedecerse. Uno a uno los bastiones de la mística revolucionaria habían sido barridos al ras de sus cimientos. Sólo quedaron Cuba, la China Popular y Corea del Sur.

Al pie de la pila de escombros, forenses políticos de occidente empiezan a redactar textos necrológicos, si bien no precisamente apesadumbrados. Ante tales circunstancias, ser un comunista de pies a cabeza como era el poeta, sin la existencia de la cuna ideológica, sería poco menos que bastardo. Sabía esto perfectamente y lo resentía aún más. Pero muy a pesar de tan demoledores golpes, siempre creyó en la transitoria fugacidad de esos acontecimientos y que el socialismo amanecería nuevamente con cada despunte del Sol.

Demasiada resistencia ofrecía la mente septuagenaria de Valcárcel para convencerse de lo contrario, tanto más si consideramos su profundo grado de ideologización, proceso llevado con pasión e incluso mística. Sólo nos queda admitir, pálidamente, que a veces hasta los grandes hombres también yerran y los sistemas caen para volver mejorados en el espiral creciente de la historia.

Su autobiografía
Repasa los originales de sus memorias La Vida en Suma y no logra subsanar las confusiones de fechas, momentos y repeticiones, que la hacen imposible publicarla tal cual la encontramos. Recuerdos y subrecuerdos cuya elaboración data de años atrás.

Escribir las vivencias de uno -diría Valcárcel- es como poner el alma en un brasero aguardando a que la madera arrojada por el tiempo nos revele el fuego de una vida. (5).

Pero a pesar de este sincero intento de repensarse así mismo, abandona la tarea y deja inconclusa su obra final. Y es que los escrúpulos del poeta tropezaban con el obstáculo insalvable de tener que referirse, más de una vez a personas vivas y aún vigentes en la arena política. Así, pues, desafortunadamente La Vida en Suma permanecerá inédita hasta el triunfo de la revolución dentro de las bóvedas del banco de la poesía que Valcárcel pretendería fundar según palabras suyas con los más desequilibrados vates y artistas de su tiempo.

1991
La satisfacción de la vida
Transcurre el último año de vida del poeta. Reflexionando sobre su nueva vivienda repara en la circunstancia irrefutable que si bien Martín Adán tuvo su Casa de Cartón, él detenta ahora Una Casa invisible donde los fantasmas del Poder Judicial vienen a desvelarme por las noches. (5).

Aparte de tan poética residencia, Gustavo y Violeta viven ahora al fondo de una quinta, enclavada entre la nueva Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Pontificia Universidad Católica del Perú. Una honda pena crucificará los últimos días del poeta, clavos de ignominia inmovilizan su humanidad a los muros de ese anónimo rincón. Pero como un gorjeo le llegaría entonces el arrullo de sus versos traducidos al inglés, al francés, al italiano, al belga, al alemán, al ruso, al vietnamita, y tan políglota concierto de voces le sabrá que el fondo de esa quinta donde vive es, ciertamente universal.

Se codeó con la muerte todo el tiempo
La muerte en la poesía de Valcárcel es un tema recurrente. Veamos que nos dice de ella a lo largo de varios de sus versos, tan próximo como está de arroparse con la inexorable mortaja:

Así es por lo demás
hay días que duelen en la uña y uno se enferma de verdad.

La vida ¡qué gran cosa! vino a buscarme hace setenta años
y hoy empieza a abandonarme a tropezones (...)

Alargo mi cama hasta el sepulcro
detrás de la nada el verso vive
con su manto morado y minutos roncos
amo hoy tanto a la muerte
que volvería a nacer para acabarme (...)

¿con qué fin ocupar la mesa de los buenos?
ya sólo nos falta una caja a la medida
donde clavar la eternidad de nuestros sueños (...)

Si nos hemos de morir
brindemos un rato a la salud de nuestros huesos
y no temamos nada
porque la muerte es sólo la madera
que nos arroja el tiempo
para probar el fuego de una vida.

Si nos hemos de morir
pensemos que va a ser en esta noche
abracemos nuestro cuerpo con ternura
y digámosle como a un viejo marinero
buen viaje, muchas gracias y silencio (...)

La luz sea con vosotros
Me voy a recostar sobre la tierra.

1992
Se adelanta a nosotros
Ruedan los últimos minutos de vida del poeta y la gravedad terrestre empieza a gobernar sus músculos. Apenas si tiene fuerzas para retirarse la mascarilla que le prolonga la vida, tan fatigado está ya de vivir. Se encuentra internado semanas atrás en el Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martins, del Seguro Social, y aunque ocupa un quinto piso, no le parecerá ahora un subterráneo como dijera en un verso pues lo acompañan sus cuatro hijos y Violeta. Gustavo Valcárcel agoniza de la mano de ella y en ese instante supremo fue como si estuvieran simbolizados cincuenta años durante los cuales el poeta, huérfano de amor, pudo aferrarse a la vida gracias a su amada.

Poco antes de morir Gustavo había dicho: Si los críticos no me han dado el sitial que me corresponde, me lo darán en el Baquíjano; allí me cremarán en la esbelta chimenea bajo el cielo de Lima incinerado en poesía. Y así fue. Previo a una ceremonia solemne en la Sala de Grados de la Casona de "San Marcos", fue incinerado en poesía y a partir de aquel momento sus cenizas se esparcen por varios rincones de la tierra nuestra. Allí reposan hasta el día, que ya ha de llegar, en que desde ellas ascienda un tallo hecho sonrisa y se transforme flor en los labios de los campesinos y obreros jubilosos por un nuevo amanecer en el "Perú al pie del orbe"... que ha de llegar.

Una parte de sus cenizas reposan en el jardín del antiguo patio de la Facultad de Letras, donde transitara desde joven con sus ideales y su cadáver recibiera el último adiós de amigos, camaradas, compañeros y familiares. Otra parte de sus restos calcinados reposan en el Parque “Santos Dumont” de la Urbanización San Eugenio, por donde sus pasos marcaron huellas de literatura, escapes de la policía, juegos con sus nietos, caminatas con Violetas y las tertulias sabatinas donde “Pablo”. Otros restos del poeta se espolvorearon en un rosedal de la casa de su hija Rosina; viajaron al interior del Perú, están con Violeta y en casa de sus hijos. Entonces, Gustavo Valcárcel es un cúmulo de moléculas que circulan por la paz del mundo.

2002
Tardío homenaje del Congreso de la República
Al celebrarse el 10º aniversario de su fallecimiento, el 20 de junio el Congreso de la República le rinde un tardío y austero homenaje en el Salón “Raúl Porras Barrenechea”, comprometiéndose a editar un libro sobre su vida y obra, que no vio la vida por obra de sus burócratas, a pesar de haberse realizado múltiples intentos.

2007
Violeta es añoranza pura
Transcurridos casi quince años del fallecimiento del poeta le sobrevive su viuda, Violeta Carnero Hoke de casi 84 años. Violeta, Ese instante que nunca pasará, vive amontonada de recuerdos y de cara hacia el porvenir, medita sobre los años transcurridos junto al poeta, encontrando en el crepúsculo de sus días la esquiva esencia del amor. Ese mismo amor que, sin saberlo cabalmente quizás en su momento, fue aquello que los motivó a vivir todo lo que vivieron, a combatir por todo lo combatible, y a sufrir, por todo lo sufrible.

2008
Canción de amor para la papa.
La Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle edita por tercera vez Canción de amor para la papa, que incluye un fragmento de Oda a la papa perteneciente al poemario Odas elementales, del escritor chileno Pablo Neruda. También se incluye Resumen biográfico del autor preparado por su hijo Gustavo Valcárcel Carnero.

La presentación se realizó en La Casona de la UNMSM, con la asistencia del Vicerrector Académico y los hijos Gustavo, Rosina y Marcel como expositores.

Crónicas de la revolución de Trujillo
Al no haber encontrado una editorial que financie la publicación de la obra, escrita en 1982, publicada fragmentadamente por el Diario Marka con motivo del 50º aniversario de este acontecimiento; la viuda y el primogénito logran recibir el apoyo económico de 9 personas con lo cual sólo lograron imprimir 50 ejemplares.


Lima, 31 de marzo del 2008.


A MANERA DE EPÍLOGO

(A pedido expreso de Violeta)


Sólo para no ver jamás mis ojos
cerrados en tu rostro, Gustavo,
para siempre,
hacia el centro del sol abro los tuyos
vanamente:
anochece. (33)


Mayo, pues, carajo. 92.



César Calvo.
SUS ÚLTIMAS PALABRAS


Antes de entornar finalmente los ojos diría con voz trémula:


Viole, ya me voy. Si no te vas conmigo quédate cabalgando en mis pensamientos.


Desde entonces y para siempre la musa cabalga sin pausa en la memoria eterna del que fuera un gran poeta y literato. Esta obra y otras que esperamos se publiquen, son el producto de su esfuerzo, orden y dedicación.CRONOLOGÍA DE SUS OBRAS IMPRESAS

Extracto de la monografía de ELIZABETH TOGUCHI KAYO
1949 - 1988


Apología de un hombre. Haya de la Torre. Manuel Arévalo. Lima. Ediciones Renovación, 1945. /24/ p. "Palabras preliminares de Eduardo Jibaja".
Prosas líricas y poesías.

Confía del tiempo y de la rosa. /2a. ed./. Lima, UNMSM, 1982. 73 p.
1a. ed.: 1948.
POESÍA

La prisión. México, Ediciones Cuadernos Americanos, 1951. 193 p.
NOVELA

La agonía del Perú. Reportaje de un drama. México, Editorial Cultura, 1952.
CRÓNICA

Poemas del destierro. México, Ediciones América Nueva, 1956. /52/ p.
POESIA

Cantos del amor terrestre. México, /Editorial Espacios/, 1957. 16 h.
“Preámbulo de Diego Rivera”.
POESIA

5 poemas sin fin. Lima, Editora Perú Nuevo. 1959.
POESÍA

Sus mejores poemas. Lima, Editora Perú Nuevo. 1960. 159 p.
ANTOLOGIA POÉTICA

El amanecer latente. (Drama en tres actos). Lima, Editora Perú Nuevo, 1960. 170 p.
TEATRO

Ensayos. Lima, Editora Perú Nuevo. 1960. 155 p.
ENSAYO

Artículos literarios. Lima, Editora Perú Nuevo, 1960. 140 p.
ENSAYO

¡Cuba sí, yanquis no! Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Frente Estudiantil Revolucionario, 1961. 123 p.
POESÍA

Patria o muerte. (Drama en un acto). Lima, Universidad Nacio­nal Mayor de San Marcos, Frente Estudiantil Revolucionario, 1961. 123 p.
TEATRO

Poesía revolucionaria. (Antología). Lima, Editora Perú Nuevo, 1962. 44 p.
ANTOLOGÍA POÉTICA

Reportaje al futuro. (Crónicas de un viaje a la U.R.S.S.). Lima, Editora Perú Nuevo, 1963. 383 p.
CRÓNICA

Pido la palabra. Lima, Editora Perú Nuevo, 1965. 97 p. POESÍA

Perú: Mural de un pueblo. Apuntes marxistas sobre el Perú pre hispánico. Lima, Editora Perú Nuevo, 1965, 416 p.
ENSAYO

Poesía extremista. Lima, Editora Perú Nuevo, 1967. 28 p. P0ESIA

Breve historia de la revolución bolchevique. Lima, Editora Perú Nuevo, 1967. 62 p.
ENSAYO

U.R.S.S. Medio siglo de revolución invencible: (Segunda parte de "Reportaje al futuro. Crónicas de un viaje a la U.R.S.S.). Lima, Ediciones “Unidad”, 1967. 324 p.
CRÓNICA

Pentagrama de Chile antifascista. Lima, Editora “Unidad”, 1975. 43 p.
POESÍA

“Reflejos bajo el agua del sol pálido que alumbra a los muertos". Haraui. Año XVII. Nº. 54. Lima, dic. 1980. /8/ p.
POESÍA

"Leyenda e historia de la papa”. Lima, dic. 1981.
“Historia y biografía de la papa”. Lima, Ediciones CICCA, dic. 1981. 25 p.
CRÓNICA

“La condición de la mujer en el Estado incaico”. Socialismo y Participación. Nº. 29. Lima, 1985. (separata).
ENSAYO

Antología poética. Lima, Municipalidad de Lima Metropolitana, Secretaría de Educación y Cultura, 1986. 96 p. (Munilibros, 14),
ANTOLOGÍA POÉTICA

Perú: Mural de un pueblo. Apuntes marxistas sobre el Perú incai­co. El modo de producción andino. Lima, Editora Perú Nuevo, 1988.
ENSAYO

Canción de amor para la papa. Lima, Edición Banco Agrario del Perú, Fondo de Promoción de la Cultura Agraria, 1988. (Colección La Simiente). 37 p.

Obra poética 1947/1987. 2a. ed. Lima. Editora Perú Nuevo, 1990. /380/ p.
1a. ed.: Lima, Ediciones “Unidad”, 1988.
POESÍA.


Añadidos del Editor:

La prisión. Fondo Editorial Cultura Peruana. 2004. Lima.
Vida y obra de Gustavo Valcárcel por Gustavo Valcárcel Carnero. 235 p.
NOVELA

Canción de amor para la papa. Lima, Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle – La Cantuta. Enero, 2008. 51 p.
POESÍA y ENSAYO.

Crónicas de la revolución de Trujillo. Lima, 1ª Edición. Producción artesanal por Gustavo Valcárcel Carnero. Marzo, 2008. 151 p.
ENSAYO HISTÓRICO.

BIBLIOGRAFÍA


1. ROSAS LILES, Alberto. Información comercial suministrada al público por apellidos, en la antigua oficina ubicada en la Av. Arequipa Nº 276, Lima, Perú.

2. VALCÁRCEL, Gustavo. Obra poética, segunda edición, pág. 64, Editora Perú Nuevo - CONCYTEC, Lima, Perú, 1990. Del Poema III, en Poemas del destierro.

(En adelante este libro será citado como O.P., señalando la página y el poemario correspondiente).

3. O.P., pág. 115. Del poema Elegía a la muerte de mi madre en el poemario 5 poemas sin fin.

4. O.P., pág. 271. De Tercera carta a Violeta, del poemario La canción nunca soñada.

5. VALCÁRCEL, Gustavo. La vida en suma. Autobiografía inédita de Gustavo Valcárcel, cuyo original obra en los archivos de su esposa Violeta Carnero Hoke de Valcárcel.

6. O.P. págs. 262-264. De Un comunista en el cielo, del poemario La canción nunca soñada.

7. O.P., pág. 86. De El ritmo del ahogado, en Poemas del destierro.

8. O.P., pág. 148. Del poema El reino de los cielos, en Poesía revolucionaria.

9. O.P., pág. 102. Poema I, de Cantos del amor terrestre.

10. O.P., págs. 91-93. Del poema Elegía a José Carlos Mariátegui, en Poemas del destierro.

11. VALCÁRCEL, Gustavo. Fragmento de la carta de declaración de amor que resguarda Violeta en el corazón y sus archivos personales.

12. O.P., pág. 83. Celda, en Poemas del destierro.

13. VALCÁRCEL, Gustavo. Mensaje. Apología de un hombre, reproducido en la revista aprista “Renovación”, año IV, Nº 19, Lima, junio de 1945, pág. 5.

14. O.P., pág. 35. Poema XI, de Confín del tiempo y de la rosa.

15. VALCÁRCEL, Gustavo. De la prosa poética El rostro de Violeta, Lima, marzo de 1990, reproducido en el diario “La República” el 10 de abril del 2004, dentro del suplemento “Culturas”, pág. 6.

16. VALCÁRCEL CARNERO, Rosina. ¡Valcárcel y yo!, en Aprendiz de maga. Editorial Horizonte, 2006, Lima, Perú, pág. 17.

17. O.P., pág. 78. Adiós al ayer, en Poemas del destierro.

18. VALCÁRCEL, Gustavo. Carta que obra en poder de la esposa, en su archivo personal.

19. O.P., pág, 96. Carta a Violeta. En Poemas del destierro.

20. VALCÁRCEL, Gustavo. Carta personal a Violeta, que guarda en su archivo.

21. O.P., pág. 127. Poema III, Amanecer en Cuba, en ¡Cuba sí, yanquis no!.

22. O.P., pág. 201. Del poema Da svidania (hasta la vista), en ¡Pido la palabra!

23. O.P., pág. 200. Del poema Brindis a Gustavo, en ¡Pido la palabra!.

24. O.P., pág. 258. Poema I, en La canción nunca soñada.

25. O.P., pág. 213. Advertencia, en Poesía extremista.

26. O.P., pág. 214. Javier Heraud, en Poesía extremista.

27. O.P., pág. 216. Luis de la Puente, en Poesía extremista.

28. O.P. pág. 227. Poema IV, de Pentagrama a Chile


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